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En estas situaciones, la Norma Internacional 1110.A1 establece que “la actividad de la Auditoría Interna debe estar libre de injerencias al determinar el alcance de Auditoría Interna, al desempeñar su trabajo y al comunicar sus resultados. El Director de Auditoría Interna debe declarar dichas injerencias al Consejo, si las hubiese, y tratar sus implicaciones".

Según el barómetro mensual “Sabor del mes” del Instituto de Auditores Internos de España (IAI), que toma el pulso de los auditores internos ante sus preocupaciones y las de las organizaciones, el 36% de los encuestados afirma ha sufrido presiones éticas por parte de la organización para cambiar o eliminar los resultados de su trabajo. Al preguntarles si conocen a alguien de su equipo que las haya sufrido, el porcentaje de encuestados que afirma lo mismo asciende a un 56%.

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 Precisamente para debatir este tema, el IAI inauguró su ciclo de este año de Los Lunes del Instituto con la presencia de José Luis Fernández, director de la Cátedra de Ética Económica y Empresarial en la Universidad Pontificia de Comillas, en la que se habló de los modos de actuar ante un dilema ético. En su opinión, “la implicación que la ética tiene en la empresa es tan absolutamente determinante que constituye la condición que posibilita el éxito a largo plazo de cualquier organización. Sin ética no hay fututo y no hay éxito”. En relación con la profesión del auditor interno, el catedrático insistió en que tiene que ser una persona técnicamente muy competente e intachable en lo que se refiere a la profesionalidad y a la ética: “un auditor interno sin ética es como un círculo cuadrado, absolutamente imposible”.

Los Principios Fundamentales para la Práctica Profesional de la Auditoría Interna señalan que la Auditoría Interna demuestra integridad, y es objetiva y se encuentra libre de influencias. Así mismo, tanto el Código de Ética como las Normas Internacionales, de aplicación para los auditores internos de todo el mundo, indican claramente que éstos han de ser objetivos y no tienen que dejarse influir ni por sus intereses ni por los de terceros cuando realizan su trabajo. 

Según Fernández, “cuando a alguien le piden algo que considera que no debe hacer se encuentra ante un dilema, y tiene que resolverlo apelando a su criterio, sus valores y sus principios. Si el choque es muy fuerte, debe consultar por encima de la autoridad que le está diciendo que haga lo que no debe. Si no se puede resolver el asunto, mi consejo es que se marche de la compañía para no tener que lamentar haber hecho algo con lo que no estaba de acuerdo”, ha destacado. Desde el punto de vista operativo sería recomendable que los manuales de políticas y procedimientos de los departamentos de Auditoría Interna trataran estos aspectos. El profesor señaló que la crisis económica puso en evidencia que había mucha mala práctica pero también una sensibilización creciente hacia evitar que esto vuelva a ocurrir: “tenemos que trabajar e ir más allá de los castigos e incentivar una manera de hacer las cosas más ética. Tenemos mucho que hacer todavía.”

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