“Hasta hace unos años, este trabajo lo realizaban los jóvenes de la zona de la sierra de Les Gavarres, luego traíamos familias andaluzas que se instalaban aquí toda la temporada. Ahora vienen trabajadores marroquíes que trabajan a destajo desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la tarde. Un trabajo francamente duro en la época del Ramadán", señala Joan Botey. Les Gabarres es un macizo montañoso situado en el centro de Girona donde se encuentra su finca. Hablamos del Mas Plaja donde puede acreditar que vende corcho desde 1715. Botey es el paradigma del catalán polifacético: ingeniero químico y agrónomo lleva más de cincuenta años trabajando las más de 1000 hectáreas de su propiedad, estudiando la forma de obtener más rendimiento y un corcho de mejor calidad.
La materia prima fija el precio final del producto
Las primeras referencias del uso del corcho aparecen en el 3.000 a.c. en China, donde se utilizaban en redes para la pesca. Los egipcios, babilónicos, fenicios o persas también conocen las propiedades del corcho, pero es desde que el hombre comienza a producir vino cuando aparece como el material más apropiado para cerrar los recipientes utilizados para su conservación.
La producción mundial de corcho es de unas 340.000 toneladas, de las cuales Portugal produce un 61%, España un 30%, e Italia un 6%, señala Joan Puig, presidente de la asociación de empresarios Aecork. El sector corchero español produce 3.000 millones de tapones, de los cuales 1.300 millones se destinan a espumosos (cava, champagne o lambrusco) y 1.700 a los vinos, llamados vinos tranquilos en el sector.
El Presidente de la asociación indica que la propiedad de la materia prima está atomizada. Además, la crisis ha reducido las empresas corcheras que han pasado de 150 a 25 en lo últimos años. También la automatización que ha venido de empresas como la muy especializada, Azevedos industria ha reducido drásticamente la mano de obra del sector. Donde antes trabajaban unas 10.000 personas ahora no suman más de 2.000 empleos fijos y unos 3.000 si incluimos “la saca” . Ahora hay cursos de “saca” organizados por ONG locales cuyo objetivo es la inserción de personas en riesgo de exclusión.
Del total de la facturación del sector corchero español, más del 50% pertenece a las exportaciones. Los principales destinos de las exportaciones españolas son los mercados europeos que acumulan más del 80%, siendo Francia, Portugal e Italia los mayores mercados de destino de las mismas. Un 10 % de la exportación se realiza a otros países productores de vino como EEUU, Argentina y Chile.
El Instituto Catalán del corcho
En 1991, explica Albert Hereu, la Generalitat de Catalunya creó el Consorcio Público ‘Institut Català del Suro’, con el fin de unificar las estrategias sector mediante unas líneas directrices de actuación que ponen el énfasis en el aprovechamiento al máximo de las ventajas competitivas ya existentes de calidad, imagen, a escala tecnológica.
Según Hereu el sector del corcho es un ejemplo de economía circular. Ya que todo lo que se extrae del árbol se utiliza y se recicla. El corcho además de capturar más CO2 del que emite no causa impactos negativos en su extracción. Ademàs la inversión superior a los 42 m/€ en los últimos 3 años ha llevado a este material a nuevos campos. Se reutiliza en la construcción o como corcho proyectado en una pared, una especie de gotelé que se usa para absorber las humedades. También sirve para crear biomasa y se utiliza en la impresión 3D para prototipos o para tiradas de tapones muy cortas sin olvidar su uso en los productos cosméticos y hasta en la creación de tablas de surf.