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Noticia Positiva

La semana pasada, varios medios de comunicación incluían en sus páginas titulares dedicados a las patatas fritas de McDonald's.

La información en cuestión es que la empresa americana de comida rápida ha publicado la lista completa de los ingredientes -sí, los reales- que utiliza en la elaboración de todos sus productos. Pero hay más. Esta iniciativa forma parte de una campaña más amplia que han titulado Nuestra comida, sus preguntas, y bajo este eslogan otra de las acciones emprendidas ha consistido en colgar un vídeo en YouTube en el que una responsable de marketing en Canadá responde a las preguntas de algunos consumidores, explicándoles, por ejemplo, porqué la comida de la compañía se ve diferente en las publicidades y en la vida real. El vídeo desvela una sesión de montaje  y retoque de la imagen de una hamburguesa para una de sus campañas publicitarias.

Como todo lo que hace McDonald's, este será sin duda un asunto polémico por el contenido de las diferentes acciones pero, de lo que no cabe duda, es del insólito ejercicio de transparencia por el que ha apostado la firma.

Haciendo una lectura personal, diría que da la sensación de que sus directivos se han cansado ya de defenderse de los ataques que durante décadas ha sufrido la compañía, entre los que destaca el documental Super size me de 2004, en el que se muestra la evolución de su protagonista subsistiendo durante 30 días únicamente con la comida de McDonald's.

Y es que, si bien la compañía será acribillada (algo que apoyo al 100%) por el tipo de ingredientes publicados, algunos incluso de naturaleza nociva públicamente reconocidos, no se puede negar que la transparencia a la hora de ofrecer a los consumidores el detalle de lo que ingieren en sus locales es un ejercicio de responsabilidad social. Escribo responsabilidad social en este contexto y me entran hasta escalofríos. Soy consciente de que puede parecer incoherente hablar sobre la responsabilidad empresarial de una compañía que baña con químicos y aceites peligrosos para la salud las hamburguesas y demás productos que ofrece, pero también es justo reconocer que es un paso adelante más (en 2012 publicaron el número de calorías aportado en cada menú) en la política de esta empresa, que desnuda su cocina (o laboratorio, como se prefiera) para dejar la pelota en el tejado del consumidor.

En este contexto, me vienen a la cabeza las campañas lanzadas hace no mucho tiempo en que la marca en España hablaba de cómo seleccionaban y empleaban la mejor carne de vacuno como ingrediente principal y de la compra de ésta y otras materias primas a proveedores locales. Si en aquella ocasión también estaban siendo sinceros y transparentes, lo único que puedo pensar y gritar a los cuatro vientos es: ¡vaya desperdicio!.

Son este tipo de actos, o el hecho de ver la cantidad de "E+número" incluidos en la lista de ingredientes de los productos que habitualmente compramos y comemos, las que me hacen pensar: cómo se puede complicar tanto algo tan sencillo...en principio las patatas fritas son patatas fritas (patata+aceite+sal)...me resulta complicado entender en qué momento alguien se paró a añadirle todos esos compuestos químicos con el objetivo de realzar el atractivo de la receta.

Por ir más allá y exigir que el ejercicio responsable de McDonald's sea completo, me gustaría que además de enumerar los ingredientes de su comida, hablaran también de la propiedad adictiva de muchos de ellos.

En este punto en que están ya todas las cartas sobre la mesa y en el que al menos hay que reconocer la valentía de la compañía, lo que habrá que hacer es apelar por la responsabilidad de la propia persona que, como con el tabaco, podrá elegir libremente si visitar los locales de la mayor cadena de hamburguesas del mundo o no. Y es que la responsabilidad social empresarial pasa siempre por la responsabilidad personal, ya seas el gerente de Mc Donald´s  asumiendo las consecuencias de tus actos, o un consumidor habitual, quien goza de la capacidad de poder penalizar a la empresa no adquiriendo sus productos y denunciándolo.

Y mi última inquietud: este paso hacia la transparencia, ¿que repercusiones tendrá?. ¿Bajarán sus ventas?¿Subirán? Y en consecuencia, el dedo en la llaga: ¿ser transparente, beneficia o no a la empresa? Difícil debate, lo sé.

Marta Pastor

@Marta_AdaptaRSE

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