El ritmo al que cambia el foco de atención de la opinión pública está poniendo en peligro, un siglo después, la demostración einsteniana de que nada en el Universo supera la velocidad de la luz. En un instante, el olvido colectivo más denso sepulta elementos, que llegaron incluso a pugnar por un sitio propio en los diccionarios, como “la prima de riesgo” o “los hombres de negro”, para ser sustituidos por otros que, a su vez, acaban evaporándose hasta tal punto que puede uno llegar a dudar que hayan existido, como la crisis de los refugiados sirios o la represión en Hong Kong. Sin embargo, existen también protagonistas permanentes que, lejos de desaparecer de los titulares y las conversaciones, avanzan y se extienden hasta que resulta casi imposible encontrar textos o discursos en los que no aparezcan. Creo no equivocarme si estimo que esa persistencia está estrechamente ligada a una profunda y real importancia para la humanidad. Es el caso de la sostenibilidad.