La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF advierten que la explotación infantil ha incrementado tras la pandemia. Entre otras consecuencias, luego de la llegada de la COVID-19, el número de menores de edad que son sometidos a realizar trabajos forzosos y perjudiciales para su salud se ha elevado a 160 millones en todo el mundo, según se desprende de los resultados del informe: “Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2020, tendencias y el camino a seguir” publicado el pasado mes de junio por ambas organizaciones internacionales. De cara a la reconstrucción de la crisis generada por el coronavirus, es imprescindible que los estados pongan a los Derechos Humanos de los más vulnerables, como los niños, en el centro.