La protección de semillas ha sido la respuesta a la conservación ambiental durante milenios. Se trata de una práctica que las y los agricultores y sus familias han llevado a cabo necesariamente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) promueve los bancos de semillas como sistema para responder a determinadas perturbaciones o incluso a la escasez estructural de semillas como consecuencia de sequías, inundaciones, plagas o enfermedades.