Son muchos los artículos que en estos días analizan el impacto político de la crisis del coronavirus. El carácter global de la enfermedad suscita el debate en torno a qué sistema político está sabiendo responder más eficazmente al reto sanitario y, por derivación, económico y social de la COVID-19, lo que puede traducirse en un claro factor de legitimación tanto a nivel interno como a nivel externo en cada sociedad.