Hace apenas un año, tras la inesperada irrupción del coronavirus, la larga cuarentena que impusieron la mayoría de los países del mundo para evitar los contagios masivos traía consigo efectos climáticos positivos. Circularon fotografías de los canales de Venecia impolutos, los cielos de Shanghái celestes y aves de todo tipo apropiándose del Parque del Retiro. Pero la ilusión duró poco. Un informe publicado a comienzos de abril por la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) advierte que las emisiones de carbono ya están aumentando.