¿Qué impulsa una empresa, sea cual sea su tamaño, a mejorar su entorno? No es necesario establecer complicadas teorías basadas en la sociología, la comercialización o comunicación. Las empresas ya hacían Responsabilidad Social Corporativa mucho antes que alguien identificase y clasificase este tipo de prácticas
Por qué las empresas para conseguir su objetivo prioritario, vender su producto, tienen que obtener un reconocimiento de parte de sus consumidores. Y eso, ¿cómo se logra? A través de la ciudadanía empresarial.
De ser capaz de reflejarse como uno más del público que le rodea. Cumpliendo con obligaciones y deberes, ejerciendo derechos y luchando por mejoras que no sólo afecten a su propio interés sino también al de sus trabajadores, socios y consumidores. El modelo de producción en cadena que vivía de espaldas a la sociedad que abastecía ha desaparecido. Es la hora de las empresas que revierten su bienestar en la de sus conciudadanos. De las que saben percibir el momento y virar la dirección de sus acciones para encajar en lo que la población de su entorno pide y necesita. ¿Es útil que una empresa gaste mucho dinero en premios en viajes alrededor del mundo cuando la gente allegada a sus trabajadores y consumidores adolece de necesidades básicas?
Es necesario que las marcas asuman más responsabilidades con la sociedad. La historia está llena de marcas con excelentes productos que no han demostrado sensibilidad con sus partes interesadas y han acabado zozobrando en un mercado capitalista cada vez más agresivo.
Al final, todo se reduce a una premisa muy simple: ¿Eres un buen vecino o no?
Porque cuando has cumplido con tus obligaciones y has ejercido tus derechos en la sociedad que te acoge, podrás equivocarte muchas veces pero si en tu ciudadanía prima el bienestar colectivo, seguro que alguien te volverá a dar otra oportunidad. Incluso dará la cara por ti. Ahí radica el éxito empresarial. En crear una imagen en la cual nuestras partes interesadas se puedan reflejar.
