Publicado el
La moda rápida se suma a las fórmulas de éxito del Slow fashion a través de colecciones “ECO”. ¿Estamos ante un cambio en el mundo de la moda o ante un ejemplo más de marketing con causa?

El concepto “Fast Fashion” lleva años en el mercado occidental de la mano de grandes firmas de consumo. Su definición vendría a ser algo así como “fenómeno de producción y consumo masivo que se incrementa a la misma velocidad a la que las tendencias van sufriendo modificaciones”. De esta forma, grandes marcas sacan a la calle la moda de las pasarelas a un tiempo, y precio, récord. Así, consumidores medios pueden adquirir estas prendas y formar parte de la tendencia. El problema es que las tendencias duran un abrir y cerrar de ojos llevándose por delante litros de agua y cantidad de productos químicos que acaban vertidos en los países productores, ya de sobra conocidos.

Frente a esta opción, y como se ha comentado en artículos anteriores, ha surgido el movimiento “slow fashion”, que surgió tras la crisis económica de la pasada década y que se ha ido afianzando como contraoferta a la moda rápida. Su razón de ser se basa en una moda consciente, ética y que deje a un lado las modas para dar lugar a un estilo de vida donde la ropa cumple su utilidad, vestirnos.

Ante este nuevo modelo, los CEO de las grandes compañías textiles de todo el mundo han querido dar su aportación buscando nuevas fórmulas de moda sostenible con el fin de “cerrar el círculo”. Esta semana nos despertábamos con la noticia de que el gigante Zara lanzaba su colección “Eco” bajo el nombre de “Join Life”. Una colección que traslada a las grandes plataformas nueve piezas acompañadas de esta etiqueta, que indica un uso responsable del agua en su proceso productivo o bien la utilización de fibras sostenibles para su realización.

Sin embargo no es la primera firma en hacer este tipo de colecciones. H&M le lleva años de ventaja con su colección Conscious, que como respuesta a Zara este semana también ha publicado que colaborará con el Musée des Arts Décoratifs ubicado en el Palacio del Louvre de París con la colección H&M Conscious Exclusive, inspirada en los archivos del museo.  "Con esta colección llevamos la idea de la sostenibilidad a un nuevo nivel. Estamos trabajando con materiales innovadores como cuentas y strass de vidrio reciclado. También con Denimite que es un material hecho en tejido vaquero desgastado. Gracias a todo esto hemos creado modelos contemporáneos con mucho carisma y un toque sofisticado", comenta Ann-Sofie Johansson, directora creativa de H&M.

Otra de las grandes marcas de nuestro país, Mango, no ofrece a sus compradoras una línea 100% ECO. Sin embargo, desde el 2011 cuenta en sus etiquetas con el sello Made In Green, una certificación pionera en Europa que garantiza a los compradores conscientes que los productos que compran han sido elaborados bajo estrictos criterios de sostenibilidad.

Pero el lector dirá: ¿esto no huele a green-washing por parte de las grandes empresas? Puede ser que quieran acercarse al concepto de moda sostenible con estas colecciones, sin embargo, están muy lejos porque no encaja en su modelo de negocio actual. Los ejemplos más puros de moda sostenible, es decir, que nacen desde la estrategia de la compañía y no como un modelo de marketing con causa, los encontramos en otros modelos de empresas como Ecoalf, Patagonia, The Reformation, Eileen Fisher Everlane, que han desarrollado su negocio bajo el concepto de sostenibilidad.

Lamentablemente sus precios están lejos de compararse con otras grandes marcas que por motivos de producción pueden ofrecerlos más bajos. Sin embargo, cada día hay nuevos consumidores responsables que son conscientes de que “lo barato sale caro”.

Ahora la duda es, ¿cuál es el futuro de la moda?

 

En este artículo se habla de:
OpiniónEmpresasModa Sostenible

¡Comparte este contenido en redes!

300x300 diario responsable

Advertisement
Este sitio utiliza cookies de terceros para medir y mejorar su experiencia.
Tu decides si las aceptas o rechazas:
Más información sobre Cookies