Para ello las investigadoras utilizaron dos muestras representativas de personas entre 25 y 50 años, con información relativa al período anterior al primer confinamiento, el 13 de marzo de 2020, al período durante el primer confinamiento: mayo de 2020, y al período posterior a la pandemia: mayo de 2022. El análisis de los datos sugiere que a raíz de la pandemia se han producido algunos cambios en la organización de la vida familiar y laboral que podrían favorecer la igualdad de género dentro y fuera del hogar.
La publicación explica que, a partir del análisis de los datos recabados, dos años después del primer confinamiento, iniciado el 13 de marzo de 2020, la brecha de género en el total de las horas semanales de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado, se ha reducido en nuestro país. Según las expertas, esta disminución resulta principalmente de la mayor participación de los hombres en el cuidado de los menores. La mayor exposición a las necesidades familiares durante el confinamiento y la implantación de prácticas laborales más flexibles que podrían haber promovido un reparto más igualitario de las tareas dentro del hogar.
El estudio arriba a cuatro grandes conclusiones: en primer lugar, que, tras dos años de pandemia, la brecha de género en el número de horas semanales de trabajo, sumando el remunerado y el no remunerado, se ha reducido debido a la mayor dedicación de los hombres al cuidado de los menores. Concretamente, se observa que, entre marzo y mayo de 2020, los hombres redujeron su dedicación al trabajo remunerado en 14 horas a la semana, pasando de 37 a 23; y las mujeres en 11 horas, pasando de 25 a 14. En cuanto al trabajo no remunerado, los hombres aumentaron la dedicación semanal en 10 horas, pasando de 24 a 34; y las mujeres en 12, pasando de 45 a 57 (gráfico 1). La mayor dedicación de las mujeres al trabajo no remunerado no fue compensada por una reducción equivalente en las horas de trabajo remunerado. De esta manera, los hombres redujeron el número total de las horas de trabajo en 4, y las mujeres las aumentaron en una. Como consecuencia, el diferencial de género en el total de las horas de trabajo aumentó en 5 horas, pasando de 9 a 14 horas. Es decir, durante el primer confinamiento las mujeres pasaron a trabajar 14 horas de media más que los hombres.
Si bien los datos muestran que durante el primer confinamiento las mujeres dedicaron más horas que los hombres al trabajo no remunerado (57 y 34 horas semanales respectivamente), también ponen de manifiesto un importante aumento de la dedicación de los hombres al cuidado de menores (de 16 a 23 horas semanales). Las investigadoras analizan que, dos años después de la irrupción del virus, se observa que, a pesar de que los hombres han reducido su dedicación al trabajo no remunerado, continúan dedicando más tiempo al cuidado de los menores que antes de la pandemia (3 horas más a la semana), aunque las mujeres siguen dedicando más tiempo que los hombres a esta tarea. Sin embargo, su implicación en estos cuidados se ha reducido en 3 horas semanales respecto al período anterior a la irrupción del virus (de 33 a 30 horas semanales).
En cuanto al trabajo remunerado, tanto hombres como mujeres han recuperado un nivel similar al de antes de la pandemia. En mayo de 2022, los hombres le dedicaban 36 horas semanales, una hora menos que antes del 13 de marzo de 2020, y las mujeres 26 horas, una hora más.
Como consecuencia de estos cambios, la brecha de género en el total de las horas de trabajo, incluyendo el remunerado y el no remunerado, se ha reducido, pasando de un diferencial de 9 horas semanales antes de la pandemia (61 horas los hombres y 70 las mujeres), a un diferencial de 5 horas dos años después (64 horas los hombres y 69 horas las mujeres).
En segundo lugar, el informe publicado por el Observatorio de La Caixa expone que la mayor participación de los hombres en el cuidado de los menores durante el confinamiento podría contribuir a una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares a largo plazo. A partir de los datos se observa que, en mayo de 2022, las mujeres continúan siendo las principales responsables de las tareas y los cuidados domésticos, dedicándoles de media un 62% de su jornada en comparación con el 43% dedicado por los hombres. Sin embargo, se observan algunos cambios en la organización del trabajo dentro y fuera del hogar que sugieren un reparto ligeramente más igualitario de las responsabilidades familiares. Las medidas de contención adoptadas durante el primer confinamiento en la primavera de 2020 pueden ser en parte responsables de los cambios en el comportamiento de los hogares. El primer confinamiento supuso el cierre de los centros educativos entre marzo y septiembre de 2020, la promoción del teletrabajo y la pérdida temporal de muchos puestos de trabajo. Según datos recogidos en la encuesta que llevamos a cabo en mayo de 2020, los hogares donde solo la mujer teletrabajaba aumentaron del 5% al 12%; aquellos donde ambos teletrabajaban pasaron del 5% al 33%, y aquellos en que solo el hombre teletrabajaba aumentaron del 6 al 14%. Por tanto, el confinamiento podría haber aumentado la exposición de algunos hombres a las demandas familiares.
La tercera de las conclusiones que exponen las expertas es que la implantación de prácticas laborales flexibles como el teletrabajo y la compactación de jornada facilitan la conciliación. Las medidas de contención de la pandemia también representaron cambios importantes en la organización del trabajo remunerado. Según los datos recogidos en marzo de 2020, antes del primer confinamiento, el 13% de los trabajadores con hijos menores a cargo trabajaban más de la mitad del tiempo desde casa. Este porcentaje era el mismo en hombres que en mujeres. Durante el confinamiento, el porcentaje pasó a ser del 50% entre los hombres y del 59% entre las mujeres.
Según los datos recogidos en mayo de 2022, la mayor ventaja que los trabajadores perciben del teletrabajo es la conciliación de la vida personal con la laboral. El 90% de las mujeres y el 87% de los hombres que teletrabajan más del 10% de su tiempo están de acuerdo en que esta manera de trabajar facilita la conciliación. Las expertas sostienen que las y los encuestados también destacan otras ventajas asociadas al teletrabajo, como la reducción de los costes monetarios y de tiempo de desplazarse hasta el lugar de trabajo, la mejora del bienestar emocional asociada a una reducción del estrés y un aumento de la satisfacción por la vida laboral y personal, una mayor productividad laboral, que se traduce en hacer más trabajo en menos tiempo o mejorar la calidad del trabajo dedicando el mismo tiempo que desde el lugar de trabajo, y, por último, la posibilidad de tener más tiempo libre.
Finalmente, el estudio concluye que la adopción de prácticas laborales flexibles por hombres y mujeres podría favorecer la igualdad de género dentro y fuera del hogar. Dos años después de la llegada de la pandemia covid-19, se observa una ligera tendencia a una distribución más igualitaria de las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres. La mayor participación de los hombres en los cuidados a menores durante el confinamiento y la implantación de prácticas laborales más flexibles podrían ser en parte responsables de esta asignación más equitativa.
Tradicionalmente las mujeres han sido las principales responsables de los cuidados domésticos. El papel de la mujer como cuidadora principal del hogar es uno de los obstáculos que las mujeres encuentran para promocionar en el mercado laboral. Una distribución más igualitaria de las tareas dentro del hogar podría contribuir a la convergencia de género en el mercado de trabajo.
Desde hace décadas, diversos países han adoptado políticas para fomentar la participación de los hombres en el cuidado de los menores, por ejemplo, las prestaciones por paternidad. Sin embargo, en los países donde estas políticas están activas desde hace ya tiempo, los diferenciales de género, aunque menores, siguen persistiendo.