En la medida en que las mujeres pueden registrarse para votar, presentarse como candidatas, emitir un voto en secreto y participar en los más altos niveles de toma de decisiones, representa un indicador de que la democracia es inclusiva. "Cuantas más mujeres participen como votantes, candidatas, líderes de partidos políticos, y también como personal de la administración electoral, más aceptado será su lugar en la política".
Así, con fecha de principios de año, de un total de 116 parlamentos contemplados, las mujeres tenían al menos el 30% de los escaños en 67 cámaras y menos del 10% en las 39 restantes. En todo el mundo sólo hay 19 jefas de Estado o de Gobierno. Once de ellas son jefas de Estado y 12 primeras ministras.
Las normas sociales siguen siendo clave para el liderazgo político de las mujeres. En algunos países, sin embargo, se ha ganado mucho terreno. Por ejemplo, en nueva Zelanda, donde por primera vez en 30 años se ha elegido una mujer como primera ministra. Jacinta Ardern, de 37 años, juró el cargo el pasado mes octubre y el pasado enero anunció que iba a ser madre y que iba a disfrutar de seis semanas de permiso maternal quedándose su viceprimer ministro como primer ministro en funciones durante ese tiempo. El informe también destaca como ejemplo Noruega, donde los tres puestos más altos del gobierno son ocupados por mujeres: primera ministra (Erna Solberg), Finanzas (Siv Jensen) y Exteriores (Ine Eriksen Søreide).
En el mundo sólo hay 19 jefas de Estado o de Gobierno. La desigualdad se manifiesta en todos los niveles de la política y demuestra que existe aún una fuerte resistencia al liderazgo femenino. De 193 países en el mundo, sólo 19 están liderados por mujeres. Once de ellas son jefas de Estado y 12 primeras ministras (algunas ocupan ambos cargos). Las mujeres son la mitad de la población mundial pero, proporcionalmente, sólo presiden o gobiernan alrededor de un 6% de los Estados.
Las cuotas están siendo cada vez más aceptadas como estrategia para garantizar la inclusión de las mujeres, y, según Inter-Parliament, han alentado un efecto "modelo a seguir" entre países vecinos entre sí. Por ejemplo, en Latinoamérica, la llamada a la paridad (entendida como al menos alcanzar el 40% de mujeres) "ha sido escuchada" en ocho países (Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua y Panamá). Por su parte, la ley de paridad francesa se aplica a todos los territorios franceses de ultramar, asegurando que sitios como, por ejemplo, Nueva Caledonia, puedan servir como modelos a seguir en sus propias regiones.