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Informe "Dimensiones faltantes en la medición de la pobreza" realizado por CAF -banco de desarrollo de América Latina- y la Universidad de Oxford

Si indicadores socioemocionales como el bienestar psicológico, la seguridad física, la discriminación, la libertad política o el empoderamiento no se toman en consideración se corre el riesgo de no aplacar la pobreza en todas sus variantes, ya que cada dimensión está conectada con los aspectos fundamentales de este fenómeno. Así lo indica el informe Dimensiones faltantes en la medición de la pobreza, realizado por CAF -banco de desarrollo de América Latina- y la Universidad de Oxford.

La publicación afirma que estas variables son esenciales para determinar si una persona es pobre o no, por lo que deberían ser tomadas en cuenta en futuras clasificaciones, tanto desde el ámbito académico como el gubernamental.

 "La ausencia de estos datos produce una discrepancia entre la forma de medir la pobreza y la situación de las personas de escasos recursos. Por eso, el reporte pretende impulsar el debate sobre la necesidad de incorporar estas nuevas dimensiones y contribuir así a la formulación de proyectos, programas y políticas públicas orientadas al desarrollo integral y sostenible de América Latina", explica Ana Mercedes Botero, directora de innovación social en CAF.

Según el reporte, la falta de indicadores internacionales de esta índole representa un cuello de botella crítico para que los estudios empíricos logren perfeccionar la medición del desarrollo.

 "Uno de los principales retos de estas dimensiones está relacionado con su medición y con tener datos que posibiliten análisis más complejos para comprender la pobreza como fenómeno multidimensional. Al tratarse de variables subjetivas, en los próximos años deberemos encontrar los mecanismos más adecuados para cuantificarlos e incluirlos en grandes clasificaciones de la pobreza", destaca Mireya Vargas, investigadora de OPHI-Universidad de Oxford y coordinadora del informe.

Dimensiones faltantes en la medición de la pobreza identifica seis indicadores que deberían sumarse a los ya existentes para lograr una clasificación acertada de la pobreza en América Latina:

1)      Empoderamiento: actuar bajo presión u obligación

2)      Seguridad física: ser víctima de robo o violencia física

3)      Capacidad de ir por la vida sin sentir vergüenza: estigmatización social de la pobreza, discriminación, humillación o discriminación

4)      Calidad del empleo: Informalidad, subempleo, malas condiciones laborales

5)      Conectividad social: aislamiento, falta de redes de protección social o soledad

6)      Bienestar psicológico: falta de significado en la vida, baja autoestima

"La gente en situación de pobreza considera que este tipo de variables son importantes para entender su condición. Por eso, el uso de estos nuevos indicadores implica un doble beneficio, ya que por un lado pone el foco de las políticas públicas en las necesidades reales de los más vulnerables y, por otro, permite aplacar la pobreza desde un enfoque multidimensional", afirma Botero.

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