El Parlamento y el Consejo han alcanzado un acuerdo provisional sobre nuevas normas para prohibir la publicidad engañosa y ofrecer a los consumidores una mejor información sobre los productos. En este sentido, se prohibirán las declaraciones medioambientales genéricas y otros trucos comerciales engañosos.
El "greenwashing" y la publicidad engañosa tienen varios efectos negativos tanto para los consumidores como para el medio ambiente y la sociedad en general. Estos efectos incluyen:
- Desinformación del consumidor: Uno de los efectos más perjudiciales es que el greenwashing y la publicidad engañosa pueden llevar a la desinformación del consumidor. Los consumidores pueden tomar decisiones de compra basadas en información falsa o engañosa, creyendo que están apoyando productos o empresas más sostenibles cuando en realidad no lo hacen. Esto socava la confianza del consumidor y dificulta la toma de decisiones informadas.
- Desconfianza en las empresas: El uso frecuente de greenwashing puede erosionar la confianza de los consumidores en las empresas y en sus afirmaciones sobre prácticas sostenibles. Cuando los consumidores se sienten engañados, pueden volverse escépticos ante las afirmaciones legítimas de otras empresas que realmente están comprometidas con la sostenibilidad.
- Falta de avance hacia la sostenibilidad real: El greenwashing puede dar la impresión de que se están tomando medidas significativas hacia la sostenibilidad, cuando en realidad no lo son. Esto puede ralentizar los esfuerzos genuinos para abordar los problemas ambientales y sociales, ya que las empresas pueden centrarse en la apariencia de la sostenibilidad en lugar de implementar cambios reales en sus prácticas.
- Dificultad para la regulación y el cumplimiento: El greenwashing puede dificultar la regulación y el cumplimiento de las prácticas de marketing éticas. Las autoridades gubernamentales y los reguladores pueden tener dificultades para determinar qué afirmaciones son engañosas y cuáles no, lo que complica la aplicación de leyes y regulaciones relacionadas con la publicidad y el etiquetado.
- Impacto negativo en la competencia: Las empresas que se dedican al greenwashing pueden obtener ventajas competitivas injustas al atraer a los consumidores que buscan productos o servicios sostenibles. Esto puede perjudicar a empresas legítimas que invierten tiempo y recursos en prácticas sostenibles reales.
- Impacto ambiental y social negativo: Si las empresas no cumplen sus promesas de sostenibilidad, esto puede tener un impacto negativo en el medio ambiente y en las comunidades locales. Por ejemplo, si una empresa promete utilizar materiales reciclados en sus productos y no lo hace, se perpetúa la extracción de recursos naturales y se genera más desperdicio.
Con el objetivo de hacerle frente a esta problemática, el Parlamento y el Consejo han alcanzado un acuerdo provisional sobre nuevas normas para prohibir la publicidad engañosa y ofrecer a los consumidores una mejor información sobre los productos. El acuerdo actualiza la actual lista comunitaria de prácticas comerciales prohibidas y añade a ella varios hábitos de comercialización problemáticos relacionados con el "lavado verde" y la obsolescencia prematura de los productos. El objetivo de las nuevas normas es proteger a los consumidores de las prácticas engañosas y ayudarles a tomar mejores decisiones de compra.
¿Qué se prohibirá? Los negociadores del Parlamento y el Consejo acordaron proscribir lo siguiente:
- declaraciones genéricas sobre el medio ambiente, por ejemplo "respetuoso con el medio ambiente", "natural", "biodegradable", "neutro para el clima" o "eco", sin pruebas de un excelente comportamiento medioambiental reconocido que sea pertinente para la declaración;
- comunicaciones comerciales sobre un bien con una característica que limita su durabilidad, si se dispone de información sobre la característica y sus efectos sobre la durabilidad;
- declaraciones basadas en sistemas de compensación de emisiones que afirmen que un producto tiene un impacto neutro, reducido o positivo en el medio ambiente;
- etiquetas de sostenibilidad no basadas en sistemas de certificación aprobados o establecidos por las autoridades públicas;
- afirmaciones de durabilidad en términos de tiempo o intensidad de uso en condiciones normales, si no están demostradas;
- incitar al consumidor a sustituir los consumibles, como los cartuchos de tinta de la impresora, antes de lo estrictamente necesario;
- presentar las actualizaciones de software como necesarias aunque sólo mejoren las características de funcionalidad;
- presentar los productos como reparables cuando no lo son.
Las y los eurodiputados insistieron con éxito en hacer más visible la información sobre la garantía, ya que muchas personas desconocen que todos los bienes gozan de al menos dos años de garantía en la UE. La Comisión también se encargará de diseñar una nueva etiqueta para los productores que deseen destacar la calidad de sus productos ampliando gratuitamente el periodo de garantía. Para convertirse en ley, el acuerdo provisional tendrá que recibir ahora el visto bueno definitivo tanto del Parlamento como del Consejo. Se espera que la votación de los eurodiputados tenga lugar en noviembre. Cuando la directiva entre en vigor, los Estados miembros tendrán 24 meses para incorporar las nuevas normas a su legislación.