Restricciones de agua, escasez de recursos naturales, aglomeraciones, degradación de entornos protegidos, subida de precios en viviendas para compra y alquiler y de otros bienes de primera necesidad, gentrificación, dificultades para gestionar los residuos de la “sobrepoblación” estacional. La lista es larga. Los efectos del turismo masivo se aprecian también en los ánimos de los habitantes de estos lugares que se han convertido en reclamo, sirvan de ejemplo las protestas de los vecinos en localidades de nuestro entorno como Mallorca o Barcelona.
En el plató de TV y radio o en la barra del chiringuito, cada cual tiene su opinión, que defiende de manera más o menos apasionada, pero la realidad es que en este debate contamos con pocos elementos objetivos para poder tener una conversación fructífera. Limitarse a apuntar con el dedo no sirve para nada. Para encontrar respuestas que nos lleven a hallar soluciones, necesitamos medir y evaluar parámetros objetivos como el número y la densidad de visitantes, la dependencia económica de la actividad turística, el nivel de estacionalidad de las visitas o la madurez del destino respecto a la sostenibilidad.
Para obtener una fotografía completa del fenómeno, es esencial que podamos comparar los resultados y ponderarlos junto con los de otros destinos que experimentan fenómenos similares, ya que el sobreturismo no se manifiesta de una sola manera. No es lo mismo el sobreturismo costero, que afecta gravemente a islas como Mykonos y Santorini, que el que se da en grandes capitales europeas durante el verano (aquí hablaríamos de Barcelona, por ejemplo). Del mismo modo, las herramientas y características con las que cada destino cuenta para hacer frente a este problema varían. Clasificar el sobreturismo en diferentes categorías nos permite proponer soluciones específicas y adaptadas a cada situación.
El Índice de Sobreturismo que hemos desarrollado junto con la consultora Roland Berger busca arrojar luz sobre este fenómeno y proporcionar a todas las partes interesadas del sector una herramienta útil para implementar soluciones efectivas lo antes posible, incluso antes de alcanzar niveles críticos de sobreturismo.
Existen diversas soluciones para abordar el sobreturismo. Los impuestos o tasas turísticas, por ejemplo, han mostrado ser insuficientes por sí solos para controlar el flujo de visitantes. Además, como contrapartida, pueden generar discriminación contra los viajeros con menos recursos. Existen otras acciones, como la implementación de cuotas que limiten el número de visitantes en aeropuertos o puntos de entrada. Esta última, aunque audaz, puede ser eficaz en situaciones donde el flujo de turistas se aproxima o ya ha alcanzado niveles insostenibles.
Una medida clave para prevenir este fenómeno es promover la sostenibilidad del destino desde el principio. Cuando un país alcanza un nivel de madurez en sostenibilidad, está mejor preparado para gestionar los flujos turísticos y reducir los impactos negativos. Por ejemplo, aquellos destinos con políticas de sostenibilidad bien consolidadas pueden enfrentar el sobreturismo de manera más efectiva mediante la creación de infraestructuras adecuadas y la adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente, como el transporte eficiente, la gestión de residuos y el alojamiento suficiente.
El fenómeno del sobreturismo es un desafío complejo que afecta considerablemente la vida de los residentes locales y el entorno natural de las áreas receptoras. Sus consecuencias se reflejan tanto en la calidad de vida de las comunidades como en la sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación de ecosistemas, algunos de los cuales son especialmente vulnerables y protegidos. Para abordar este problema de manera efectiva, no es suficiente emitir opiniones o implementar acciones aisladas; es crucial contar con datos objetivos que permitan comprender la magnitud y particularidades del fenómeno en cada contexto.
El Índice de Sobreturismo proporciona una herramienta de análisis que permite estudiar esta situación y plantea soluciones adaptadas a cada escenario. En Evaneos, hemos decidido no ignorar el problema y, basándonos en los datos disponibles, hemos retirado de nuestro catálogo los destinos de Mykonos y Santorini durante el verano, ya que el nivel de saturación de visitantes supera los límites tolerables. Meses antes, anunciamos nuestra decisión de dejar de ofrecer escapadas cortas en avión y nos pusimos a trabajar en soluciones alternativas como los destinos de proximidad o los viajes en tren. Esperamos que otros actores involucrados tomen decisiones valientes en esta línea.
Estamos convencidos de que es necesario un cambio de paradigma hacia un modelo de turismo sostenible. Solo de esta manera podremos gestionar y equilibrar los flujos turísticos, minimizando los impactos negativos y garantizando un turismo responsable y amable con las comunidades locales y su entorno.