Esta semana tuvimos otra gran tragedia en nuestro planeta, miles de vidas perdidas en un gran terremoto, uno de los más grandes de los últimos tiempos en zonas habitadas.
Sabemos la dificultad, casi imposibilidad de prevenir y avisar un terremoto con anticipación, la naturaleza llega, se levanta con toda su furia y muestra su poder, arrasando edificios, calles, ciudades, vidas.
Es así como entra en juego la gestión de crisis, que también los países desarrollados tienen mucho mejor definida e incluida en los planes de defensa de sus ciudadanos. Los países donde los terremotos y otros ataques de la naturaleza son posibles y predecibles, traten de incluir esto en sus lineamientos de estudio, desarrollo e inversión.
Países como el nuestro, ricos y hermosos con una naturaleza exuberante y complaciente con todo lo que hacemos con ella, también han demostrado que tienen sus levantamientos, se han producido innumerables inundaciones en varios puntos del país y la gran mayoría suceden por falta de mirada. más generosos con las construcciones y con los valles donde implantamos nuestras ciudades.
Pero todo esto para decir que los voluntarios en estas circunstancias son convocados y utilizados para diversas actividades, desde campañas de donación de ropa, víveres, agua, medicamentos, entre otras, hasta acciones directas en rescates.
Aquí volvemos a la gestión de crisis, ¿dónde en nuestro país hay formación de voluntarios para trabajar en crisis naturales o no? Excepto en las industrias de alto riesgo, donde capacitan a sus empleados, la gran mayoría de los voluntarios actúan por intuición o bajo el mando de alguien de la defensa civil local.
En general, no existe un verdadero plan estratégico, existen algunas combinaciones que algunos tienden a cumplir y a veces todo sale bien.
El voluntario debe ser tratado como un verdadero activo en la sociedad, para ello debe estar preparado, orientado, formado, probado, para que todo salga realmente bien y el resultado sea salvar vidas. Ya es hora de que Brasil tenga un código de conducta para los voluntarios en los municipios y una legislación propia para actuar en situaciones de crisis. Espero poder contribuir, aún en esta “vinculación”, con esta construcción. Estoy seguro que podemos ser y tener una gran fuerza de choque en respuesta a las crisis naturales, que no son nada naturales, porque los seres humanos llevamos tiempo provocando a la naturaleza y esta ha respondido.