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El Pueblo Saharaui, una historia de Derechos Humanos olvidados y postergados

El pasado 20 de enero, Brahim Ghali fue reelegido como líder del Frente Polisario (FP) y como presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) tras una semana de celebración de actos y debates políticos en el marco del XVI Congreso Nacional del FP. A raíz de este acontecimiento, muchos y muchas de nosotras nos preguntamos ¿qué ocurrirá ahora con el pueblo saharaui?, ¿qué decisiones va a tomar el FP y cuál va a ser la dirección de la RASD?

Y es que el contexto actual del pueblo saharaui es particularmente delicado por varios motivos: el gobierno de España no les respalda a pesar de que ya en la década 1970 se comprometió ante la ONU a descolonizar el territorio y convocar un referéndum para que puedan llevar a cabo su proceso de autodeterminación, lo que ha provocado que no sea una república reconocida a nivel internacional; además, la mayoría de la población lleva casi 50 años viviendo en campos de refugiados y refugiadas debido al ataque y la ocupación de su territorio por parte de Marruecos, país con el que están en guerra activa desde 2020 tras un alto al fuego firmado en 1991 pero que, como denuncia el FP, Marruecos no ha respetado.

Todo ello, entre un largo etcétera de violaciones sistemáticas de Derechos Humanos, tiene una serie de consecuencias sociales, económicas, físicas y emocionales que ponen en riesgo la resistencia de todo un pueblo. Debido a la gran vulnerabilidad en la que se encuentran, sigue estando más vigente que nunca el objetivo con el que nació el Frente Polisario: alcanzar la independencia del pueblo saharaui y la descolonización de su territorio. Cabe destacar que el FP no es un partido político sino un movimiento de liberación nacional y de resistencia anticolonial, como bien explica Tesh Sidi en este vídeo, el FP no presenta una ideología política concreta sino que su objetivo es la liberación del pueblo saharaui y su representación jurídica en dicho proceso (denunciando los ataques de Marruecos, el abandono de España, la neutralidad de las Naciones Unidas y de las potencias mundiales, etc.). No obstante, sí que establece una política de Estado que, directa o indirectamente, define la trayectoria de la RASD.

En este XVI Congreso Nacional se ha configurado el Secretariado Nacional del FP (órgano encargado de definir la dirección del FP, su política exterior, las vías de negociación con Marruecos, etc.) y el tema de debate principal ha sido la intensificación de la lucha armada contra Marruecos. El pueblo saharaui lleva cooperando con la comunidad internacional más de tres décadas con el objetivo de regresar a un Sáhara independiente mediante un proceso pacífico, pero, sin cambios en esa dirección después de tanto tiempo, han perdido la esperanza de que la negociación y el diálogo sean la vía para conseguirlo. Por eso, y a pesar de que vivieron situaciones traumáticas durante los ataques marroquíes en los años 70, ahora apuestan por volver a las armas. El FP no cierra las puertas a las negociaciones, pero denuncia la posición de desventaja con la que parten y entiende la guerra como una herramienta para llegar a una solución definitiva que garantice la dignidad e independencia del pueblo saharaui.

No debemos olvidar que el Sáhara Occidental fue colonia y provincia española, por lo que el Gobierno de España tenía la responsabilidad legal de apoyar al pueblo saharaui en la organización de un referéndum de autodeterminación para que pudieran llevar a cabo un proceso de independencia y descolonización en base a la legalidad internacional y ser reconocido como país. Después de varias traiciones por parte del Gobierno español, el FP reclama la deuda histórica, política y moral que España tiene para con el pueblo saharaui, una deuda que se debería haber saldado hace mucho tiempo para acabar con la ocupación marroquí y poder recuperar su territorio, sus vidas y su dignidad.

En la actualidad, la población saharaui vive entre las zonas ocupadas (atravesando situaciones de violencia diaria cargadas de racismo), la diáspora y los campamentos de refugiados/as ubicados en la denominada hammada argelina de Tindouf, donde habitan alrededor de 174.000 saharauis. En estos campamentos se vive bajo la dependencia de la ayuda humanitaria y en unas condiciones muy precarias: cortes de luz constantes, escasez de agua, falta de alimentos de calidad, equilibrados y nutritivos, etc. Pero, a pesar de todo esto, es un pueblo orgulloso de si mismo, fuerte y empoderado, que se alza para denunciar violaciones de derechos que sufren y que trabajan día a día para recuperar lo que les pertenece legalmente: su territorio y su reconocimiento como país independiente.

En este proceso, el papel de la mujer es sumamente importante ya que, en 1975, mientras los hombres estaban en el frente, fueron ellas las que construyeron con sus propias manos los campamentos de refugiados/as, los organizaron y gestionaron la vida allí a la vez que cuidaban de los y las niñas, de las personas mayores y de las personas dependientes. Son mujeres fuertes, amorosas y luchadoras que trabajan por la liberación de su pueblo en cada uno de los espacios que ocupan: en sus hogares, en sus puestos de trabajo, en las calles, mediante la participación política, en foros internacionales… la voz de la mujer saharaui es imparable porque sus ganas de luchar por su pueblo no tienen límites. Por eso en este Congreso Nacional uno de los reclamos que hubo era la necesidad de incorporar una mayor representación de mujeres dentro del Secretariado Nacional, actualmente hay establecida una cuota mínima de 6 mujeres, aunque cada año se trabaja para que se amplíe y se fomenta la participación femenina

 

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