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La COP 26 ya avisó sobre la situación a la que nos enfrentamos: de continuar al ritmo actual, el mundo llegará a un calentamiento de 1,5 °C aproximadamente en 2030. Un calentamiento medio de 1,5 °C en todo el planeta hace que aumente el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos, como episodios de olas de calor y de precipitaciones intensas, entre otros muchos impactos potenciales.

Sin duda, el avance en materia climática por parte de países, gobiernos, empresas y población existe, pero no al ritmo requerido para asegurarnos un futuro sostenible, es decir, tratar de conseguir que más de 9.000 millones de personas vivan bien, con calidad de vida, dentro de los límites planetarios.

Los riesgos derivados de la inacción en materia de sostenibilidad son cada vez más tangibles, enfrentándonos a retos sin precedentes tales como la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y otros aspectos tales como el aumento de las desigualdades.

La buena noticia es que, de manera cada vez más presente, contamos con palancas de aceleración que están permitiendo articular la respuesta ante estos riesgos por parte de gobiernos y empresas. Una de ellas es, sin duda, el paquete normativo en materia climática que ya ha puesto sobre la mesa la necesidad de alcanzar las cero emisiones netas para 2050.

Otra de estas palancas es la Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) donde, en 2015, 196 Partes en la COP21 aprobaron el Acuerdo de París que nos ha marcado el límite del calentamiento mundial en 1,5 °C.  Desde entonces, la acción en materia climática viene marcada por ese límite, pero el paso del tiempo nos está mostrando que los compromisos para ello no están siendo suficientes. De hecho, según Naciones Unidas, los planes climáticos de los países aproximan al mundo a un calentamiento de 2,5 grados, lo que sería una catástrofe climática.

La COP26 mostró avances importantes como la reducción de emisiones, como por ejemplo el compromiso mostrado por la India de alcanzar las cero emisiones netas para 2070, poner fin a la deforestación, a través de un acuerdo firmado por más de 100 países, así como la necesidad de financiar la transición o la importancia de reducir las emisiones de metano.

Todo ello, muestra un claro avance por parte de los países, pero que de cara a esta COP27 esperamos que todavía sea mayor. Es necesario aumentar los compromisos de todos los países en materia de reducción de emisiones, asegurar que alcanzaremos las cero emisiones netas para 2050 y que, por tanto, los impactos derivados del cambio climático serán relativamente menores gracias a estos compromisos, así como otros retos pendientes que siguen sobre la mesa tales como la posibilidad de llegar a crear un mercado internacional de carbono.

Los responsables políticos deben responder ante la urgencia de actuar, para así conseguir una aceleración de la acción climática como un objetivo de cada país y de cada empresa. Mostrar el compromiso con la transición energética, avanzar hacia ciudades cada vez más limpias, saludables y con un transporte eficiente y accesible, emplear un uso sostenible de los recursos, asegurar la financiación para el desarrollo sostenible y frenar la pérdida de la biodiversidad.

La emergencia climática nos deja sin tiempo para actuar, por lo que es importante que la COP27 nos empuje hacia objetivos tangibles, transparentes y ambiciosos.

Puedes seguir los avances de la COP27 desde el ángulo empresarial en el site especial de Forética.

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OpiniónCOP27

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