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La pasada COP26 de Glasgow culminó con importantes compromisos. Entre ellos, un mayor nivel de ambición climática para mantener el calentamiento global en 1,5 grados; garantizar la financiación de la transición hacia una economía neta en emisiones poniendo énfasis en los países más vulnerables; reducir las emisiones de metano en un 30% en esta década, o detener la deforestación en 2030. Asimismo, EEUU y China alcanzaron un acuerdo de colaboración climática, y el 90% de la economía mundial (140 países) estableció compromisos de emisiones netas cero.

En la antesala de la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), dos informes de Naciones Unidas señalan que los objetivos de los países no son suficientes e implican unos rangos de incremento de temperaturas por encima de los 1,5ºC en 2100: entre 2,1ºC y 2,9ºC. Estas conclusiones se unen a los cada vez más frecuentes eventos climáticos extremos que estamos viviendo a nivel global, como son las inundaciones, olas de calor y sequías.

La ciencia es clara, hay que actuar y los planes climáticos deben de reflejar el nivel de urgencia ante el que nos encontramos. Es necesario impulsar la transformación que debe producirse en todos los sectores para hacer frente a la crisis climática. Por ello, esta COP debe girar más que nunca entorno a la acción. Acción por parte de los gobiernos, que deben marcar prioridades y objetivos claros, pero también acción por parte del sector privado, que juega un papel clave para ayudar a cumplir los planes nacionales.

En este sentido, Europa es un ejemplo en su apuesta por la descarbonización: el Green Deal Europeo marca el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono en 2050 y el paquete Fit for 55 de la Comisión Europea establece el plan para reducir las emisiones. Además, ante la situación creada por la invasión de Rusia a Ucrania, que ha supuesto un replanteamiento del modelo energético, el plan REPowerEU de la Comisión Europea añade a la gran prioridad de descarbonización, la prioridad de la seguridad de suministro.

Por ello, las empresas energéticas tenemos un rol importante para alcanzar niveles de emisiones compatibles con el escenario de 1,5ºC de calentamiento, al tiempo que se garantiza la seguridad energética.

En este escenario, desde Enagás, como operador de redes gasistas y Gestor Técnico del Sistema gasista español, asumimos un papel muy relevante: tenemos el propósito de contribuir a la seguridad de suministro a España y a Europa, acelerando la descarbonización. En estos momentos tan complejos, para contribuir a la seguridad energética, y en coordinación con el Gobierno de España, hemos puesto en marcha medidas para potenciar la capacidad de exportación al resto de Europa, como la ampliación de la interconexión de Irún o la puesta en operación de la planta de El Musel para uso logístico a principios de 2023. Para impulsar la descarbonización, entre otras acciones, trabajamos en el desarrollo de los gases renovables, como el biogás-biometano y el hidrogeno verde, y en su integración en el sistema gasista. Estos nuevos vectores, 100% limpios y con aplicación en todos los sectores, serán claves para alcanzar la neutralidad en carbono y también para la garantía de suministro en un futuro.

Esta COP27 es además una oportunidad para avanzar hacia el objetivo de no deforestación en 2030, el primer gran acuerdo de la pasada COP. La acción climática debe incluir a la naturaleza a través de la protección de la biodiversidad, porque clima y naturaleza están vinculados y es necesario actuar sobre ambos. Las soluciones basadas en la naturaleza, como por ejemplo los bosques, absorben grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero y son utilizados para compensación en las estrategias de descarbonización. La inversión en la naturaleza, protegiendo y restaurando los ecosistemas y los servicios que estos nos proporcionan, es clave para la adaptación a los impactos negativos del cambio climático y por ello es necesario incrementar los esfuerzos en esta línea. Por parte de las empresas, es esencial integrar la naturaleza en el negocio y en la toma de decisiones, y avanzar en la medición de impactos y dependencias, para frenar la pérdida de biodiversidad.

Tenemos la oportunidad de actuar por el clima y por la naturaleza y dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones, no podemos esperar más. Esperemos que esta COP suponga el impulso definitivo a la acción que necesitamos.

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OpiniónCOP27

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