Jordi nos ha dejado. Su ausencia inesperada y repentina me ha provocado una serie de sentimientos que quisiera compartir contigo, porque si estás leyendo estas líneas entiendo que también querías - quieres - a Jordi.
No voy a entrar a resaltar su magnífica labor profesional en el mundo de la Responsabilidad Social, suficientemente conocida y reconocida desde hace años. Tampoco quiero entrar en detalles personales sin poder pedirle previamente permiso, así que voy a limitarme a ofrecerle, con todo mi cariño, una despedida musical que simbolice mi modo de verle y de quererle. Sirva para suplir mi obligada ausencia a la ceremonia de despedida que se le brindará en Madrid.
En primer lugar, Fantasía para un gentilhombre, una pieza delicada como él sabía ser en momentos difíciles, que le define con su título y que brinda paralelismos entre su vida y la de Joaquín Rodrigo: luchando contra las adversidades, dando lo mejor de sí y superándose día a día.
En segundo lugar, Save the Sea, para sintonizar con su gran amor al mar y su paralelismo con Frigyes Hidas en cuanto a versatilidad para componer en todos los estilos posibles en función del momento vital.
Y por último, La danza de las furias, porque esta pieza de Gluck representa en estos momentos el batiburrillo de emociones y sensaciones que su ausencia nos ha generado, y que necesitarán su tiempo para serenarse: rabia y desolación, pero también fuerza, energía, ritmo y belleza. Todo ello inspirado, convivido y / o aprendido de Jordi Jaumà.
Siempre estarás con nosotros, amigo.
Edita Olaizola
