Para conseguir desarrollar con éxito los proyectos empresariales establecidos debemos ser conscientes de los medios que tenemos a nuestro alcance, desde las organizaciones políticas hasta las empresariales, pasando por el posicionamiento geopolítico y, sobre todo, el conocimiento y la educación adquirida de los trabajadores, sin hacer distinción entre directivos, técnicos y subalternos, en esta sociedad postmodernista en la que vivimos.
En el enunciado de esta reflexión introducía el término “Algoritmo” y muchos de vosotros os estaréis preguntando ¿qué tiene que ver esto con la RSC?, pues bien, intentaré explicarlo.
La Real Academia de la Lengua (RAE) define algoritmo como el conjunto de reglas operatorias cuya aplicación permite resolver un problema mediante un número finito de operaciones.
Siguiendo esta definición y, admitiendo que la RSC representa un problema para las empresas y para sus directivos, tendremos que esforzarnos para encontrar la solución a este problema.
La big data puede ayudarnos a encontrar este algoritmo y a definir con precisión las operaciones matemáticas que nos proporcionen la correcta valoración de la RSC en una empresa, dejando a un lado valoraciones subjetivas o incluso intersubjetivas, casi siempre interesadas económicamente.
Actualmente los datos son muy abundantes, unos son ciertos y otros no lo son. Por tanto, la primera valoración ha de consistir en obtener métodos para distinguir lo verdadero de lo falso, evitando cualquier relativismo, también siempre interesado. Para evitar esta situación aludida, es necesario que se modifiquen las leyes que nos impiden progresar y, para ello, es necesario resolver el problema político que tenemos en nuestro país, el cual no es muy diferente al de los países del resto del mundo. Las políticas han de consensuarse para alcanzar acuerdos de Estado, con vigencias que sobrepasen los mandatos de los partidos políticos establecidos y, además, sean tomados racionalmente con criterios objetivos, eludiendo intereses personales o partidistas.
Jürgen Habermas y otros filósofos ven en la postmodernidad el fracaso del proyecto moderno, incapacitando al ser humano a tomar una decisión firme sobre lo que es válido o no, dejándolo a merced de los poderosos que lo manipulan según su propio interés.
Esta reflexión, corta intencionadamente, me gustaría que fuera analizada, consensuada y replicada en este comienzo de curso en empresas, universidades, organismos relacionados con la RSC, instituciones políticas y empresariales, pero anteponiendo el bien de la sociedad por encima de las empresas, los empleados y los gobiernos. Si lográramos iniciar lo expuesto, fácil de decir pero difícil de ejecutar, con un buen director, estaríamos dando un gran paso hacia delante.
¿No os gustaría tener una gran orquesta con sonido social, digitalizada, competitiva, sostenible y con algoritmos definidos?