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Las capitales latinoamericanas se encarecen, mientras los salarios decrecen

Este mes la consultora Mercer publicó el ranking mundial de ciudades 2017, evaluadas por su coste de vida. El estudio -que compara precios de 400 urbes en los 5 continentes- tiene como objetivo ayudar a gobiernos y multinacionales en sus decisiones estratégicas… y este año hay sorpresas. Lima ocupa el puesto 104; lo que implica que es más cara que Madrid (111) y Berlín (120). Los resultados son concluyentes. En el caso de la capital peruana corrobora la impresión de los que allí vivimos, y comparamos precios de productos cotidianos, por encima de las otras dos capitales europeas (Madrid y Berlín). El estudio de Mercer analiza sectores clave como vivienda, transporte, alimentos, ropa, hogar y entretenimiento.

Lo paradójico de esta situación  –y eterna redundancia- es que los sueldos de los 3 países aludidos son abismalmente diferentes. Mientras en Alemania el sueldo promedio es € 2,700, España € 1,600; en Perú es de unos € 500. Y aunque son promedios nacionales guardan estrecha relación son sus respectivas capitales.  Dos preguntas surgen ante este escenario. ¿Cómo hacen los limeños para afrontar esta situación? ¿Cómo es posible que el coste de vida se haya elevado tanto, y que se asuma con tanta pasividad?

Dos factores puede responder  a estas preguntas: el primero de ellos el pluriempleo; el “recurseo” de  larga tradición en todo el país. El otro factor puede explicarse por el nivel de endeudamiento que sigue elevándose. De acuerdo a una investigación realizado el 2016 por la consultora Kantar Worldpanel en Perú: "el 60% de hogares se encuentra pagando algún tipo de deuda a través de una tarjeta de crédito, ya sea para alguna inversión, proyecto o un gasto”. El año 2013 el porcentaje era de un 40%. Según la Asociación de Bancos del Perú (ASBANC): "las empresas medianas han evidenciado un crecimiento de la tasa de morosidad de 2.55% a 5.98% entre junio 2012 y junio 2016, mientras que este ratio en las empresas pequeñas pasó de 5.79% a 8.86%, en el mismo periodo".

El encarecimiento de la capital peruana forma parte de un fenómeno generalizado en las ciudades sudamericanas importantes; que han dejado su condición de “patio pobre” del Norte. Urbes como Sao Paulo y Buenos Aires ocupan el puesto 26 y 40 del ranking Mercer. Este encarecimiento es inversamente proporcional al deterioro de los sueldos. La OIT, en el último Informe Mundial sobre Salarios 2016/2017 afirma que " En 2015, el salario real se contrajo un 1,3 % en América Latina y el Caribe... En cambio, en los países desarrollados el crecimiento salarial ascendió... al 1,9 % en los países de la Unión Europea (UE)".

El exagerado sobreprecio de los bienes y servicios en relación al salario no es solo una mala noticia; un suceso molesto. Tiene sus consecuencias, y muy serias, en la precarización del trabajo; en el incremento de horas laborales; en el deterioro de la salud física y mental… en general en el ahondamiento de las desigualdades entre los que acumulan el exceso y los que demandan el resto. Amén de otras consecuencias como el aumento de la mortalidad, de criminalidad y la inseguridad ciudadanas; aunque de estos efectos se pase de puntillas en los análisis de los líderes políticos y empresariales.

Los peruanos, distraídos por el éxito de su gastronomía, del turismo arqueológico, se han acostumbrado a esta fractura social y conviven peligrosamente con la “olla a presión”. Lima, moderna; con barrios pintorescos; motor del país, es también una ciudad con calles enrejadas y vigilantes informales. Cada tanto algún suceso sacude ese statu quo, para aflorar el lado oscuro de la bonanza. Hace un mes un terrible incendio conmocionó a la población Limeña. En una galería de negocios ilegales murieron dos jóvenes que trabajaban encerrados con llave. Fallecieron mientras las cámaras de televisión mostraban sus brazos clamando ayuda. Un triste recordatorio de lo mucho que falta por hacer, a pesar de las medallitas en el pecho.

Otro hecho coyuntural ayuda a entender esta bipolaridad limeña; peruana. En la edición 2017 del The World's 50 Best: 2 restaurantes peruanos fueron incluidos en la lista de los 10 mejores del mundo, y el chef Virgilio Martínez fue elegido como el mejor. Esto ocurre el mismo año que el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) advierte que la desnutrición crónica afecta al 13,1% de menores de 5 años (unos 278,000 menores); y la anemia al 43,6% de los menores con edades entre los 6 a 36 meses; es decir a 681,000 niños.

Es indudable que Lima, y el Perú, han dado serios pasos en su desarrollo social en las últimas 2 décadas; pero aún tienen grandísimos retos por delante. Es necesario que el gobierno y las grandes corporaciones trabajen por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos; por disminuir la brecha económica que fracciona la sociedad y socava la convivencia cotidiana. Tender puentes que asocien los intereses de las mayorías y las élites es un objetivo inteligente y necesario… por el bien de todos.

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OpiniónInternacional

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