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Este fue el título de la conferencia anual de la Business Social Compliance Initiative (BSCI). BSCI fue creada en 2013 por la Foreign Trade Association con el objetivo de armonizar el marco de las cadenas de suministro a nivel global.

Me considero afortunado por haber podido asistir, ya que el aforo se completó con un número aproximado de 300 asistentes.

Este año BSCI ha cumplido 10 años y ya tiene 1.600 miembros en todo el mundo, principalmente empresas pero también ONG. Todos ellos queriendo establecer buenas prácticas sociales en sus cadenas de suministro.

La tragedia de Rana Plaza fue comentada abiertamente en numeras ocasiones y ojalá que el trabajo de BSCI pueda contribuir a evitar siniestros como este en el futuro. Desde luego, parece que la existencia de BSCI ha ayudado a encontrar soluciones, uniendo fuerzas de las empresas afectadas, competidoras entre sí, para mejorar sus prácticas empresariales. De hecho, según nos han contado, las condiciones laborales en Bangladesh han mejorado como consecuencia de la unión de las fuerzas de todos los grupos de interés afectados.

Lo que me ha dejado un poco preocupado es escuchar la inclinación de algunos a buscar proveedores low cost en nuevos países, porque las mejoras sociales suponen un incremento en costes.

John Ruggie dijo que “las compras responsables son tan importantes como la producción responsable”. Tengo mis dudas sobre si realmente comprendemos el alcance de esta afirmación. Si los costes bajos permanecen como prioridad será difícil generar compras responsables.

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