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La nueva forma introducida por el GRI para reconocer el grado de aplicación de la G4 tiene miga, y genera un dilema importante para algunas empresas. 

Aunque a primera vista puede parecer que solo se trata de una simple revisión de la terminología, en realidad es un cambio radical, que da como resultado una mayor exigencia de transparencia, que puede suponer un importante desafío para más de una empresa.

Realmente, en este contexto, es erróneo hablar de la transición de G3 a G4, porque la G4 exige un enfoque radicalmente diferente, a la hora de elaborar una memoria.

Detrás de este aparente cambio de lenguaje hay una mayor exigencia divulgativa comparado con el antiguo sistema de A, B y C, aumentando los contenidos estándares (core requiere 34 General Standard Disclosures “divulgaciones estándar”, 4 más que el antiguo nivel C y comprehensive 58, 16 más que el antiguo nivel A) aunque con una probable disminución de indicadores específicos “Specific Standard Disclosure”.

Sin embargo, la elección de cualquiera de las dos nuevas modalidades, realmente compromete a las empresas mucho más. ¿Por qué? Porque la G4 es mucho más exigente en relación a la profundidad de la información sobre los indicadores de los temas identificados como relevantes “Specific Standard Disclosures”, que han reemplazado a los antiguos indicadores de la G3 y G3.1, donde el mayor número de indicadores incluidos suponía un cumplimiento más alto de la GRI.

La importancia que la G4 pone en la calidad de la información en lugar de la cantidad, obliga a las organizaciones a aclarar en sus memorias la relevancia de cada tema, el enfoque referente a su gestión, y los resultados de la misma. Seguramente la G4 ayudará a las organizaciones a enfocar mejor sus memorias en aquellos temas más relevantes para ellas y sus grupos de interés. Este nuevo enfoque, sin duda, debería dar como resultado memorias más concisas y transparentes aportando más protagonismo a los temas relevantes. Por eso, también dificultará que los temas sensibles se queden escondidos en un exceso de datos, poco relevantes, como a veces ocurría con la G3, donde el mayor número de indicadores servía para reclamar un mayor nivel de calificación.

La G4 está enfocada más a informar sobre los resultados de la gestión de la sostenibilidad y en consecuencia exige una mayor atención en los temas relevantes, y es esto, y no el número de indicadores reportados, lo que va a determinar el nivel de cumplimiento Core o Comprehensive.

Según los datos del propio GRI, el 35% de las memorias GRI, en el mundo, en 2012 fueron declaradas A y el 38% B. Para muchas de estas organizaciones puede suponer un importante reto de transparencia el cumplir con los requisitos de la nueva G4. Sin embargo, después de muchos años utilizando la GRI, parece poco serio, por parte de una organización, si ahora con la nueva versión mejorada, decide cambiar a otro formato.

 

El dilema real para las organizaciones, va a ser si su gestión de la sostenibilidad está suficientemente madura para permitir la elaboración de una memoria de acuerdo con la G4. Si no es así, las organizaciones solo tienen hasta2015 para adaptarse a las nuevas exigencias de la G4, cuando la G3 y G3.1 sean obsoletas.

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