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Hace unos meses el científico y empresario Craig Venter anunciaba la creación de la primera célula sintética. Acto seguido el Vaticano pone el grito en el cielo y Obama encarga a un grupo de expertos la posible realidad y transcendencia de dicho hallazgo.

 


Estos días releo Un mundo feliz de Aldous Huxley escrita en 1932, y del mismo género de ficción que Viaje a la Luna, de Verne. Pienso que al imaginar el futuro estamos ayudando a crearlo, debemos tener cuidado con lo qué imaginamos.


La novela de Huxley más allá de llevarnos a un mundo de manipulación genética para mejorar la productividad nos habla de un mundo sintético donde la felicidad no es real sino una simple suma de conductas y  hechos mecanicistas aderezados con una droga llamada soma.


Esta reflexión me ha llevado a pensar sobre la propia esencia de la RSC en las organizaciones. Se ha hablado mucho de la “cosmética” o no de la RSC pero menos de su propia esencia. ¿Por qué lo hacemos? ¿Qué nos mueve realmente a hacerlo?

 

Se insiste mucho en la dimensión de negocio de la RSC y como esta debe contribuir a la creación de valor y, por supuesto, demostrar la rentabilidad de sus actuaciones. Bien, pero al mismo tiempo deberíamos preguntarnos si esto hay que hacerlo porque está bien hacerlo o simplemente porque es rentable. ¿Cuál es la auténtica esencia?

 

Corremos el riego de diseñar auténticos “casos” para las escuelas de negocio más prestigiosas del mundo y sin embargo no hacer las cosas porque es bueno hacerlas.

 

Se habla mucho de la ética en el ámbito de la RSC pero, ¿Es ésta inspiración o un simple patrón?.

 

Todos hemos asistido a infinidad de ponencias donde se han mostrado “best practices” de organizaciones. ¿Cuántas te resultan reales? ¿Cuántas corresponden a modelos sintéticos?.

 

Tiendo a ser pragmático y pienso que lo importante es avanzar y hacer cosas que ayuden a construir un mundo mejor aunque no representen el paradigma del cambio. Pero al mismo tiempo  no dejo de pensar que lo auténtico, lo sincero, lo honesto es un valor en alza.

 

¿Qué sentido tiene comprar unos vaqueros envejecidos? No hablo de unos pantalones de segunda mano, sino de unos que a través de distintos procesos de lavado te regalan años de aventuras. Piensa: ¿ Te los has comprado? ¿Cómo te sientas? ¿Cómo les sientas a otras u otros?.

 

Pues eso es lo que los grupos de interés pueden pensar de esas organizaciones que construyen modelos sin atender a la esencia. Y esa esencia está construida de convicción ética, valentía , trabajo y tiempo.     

 

Si queremos nos podemos engañar con lo de los consejos de administración, la cuentas de resultados y los analistas financieros. Pamplinas: ética, valentía, trabajo y tiempo.

 

Es malo caer en la RSC como un ejercicio cosmético pero es esperpéntico trabajar en una empresa sintética.
Soy tan utópico como empresario y estoy seguro que somos capaces de construir un mundo real donde la ética es la inspiración de nuestros sueños.

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