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La responsabilidad social de las empresas, entendida como contribución al desarrollo sostenible, puede constituirse en un medio para que los delegados sindicales tengan un mayor peso frente a la dirección.

 

Natacha Seguin

 

Esta es la traducción* de un artículo de Natacha Seguin en el que se señala que la responsabilidad social de las empresas, entendida como contribución al desarrollo sostenible, puede constituirse en un medio para que los delegados sindicales tengan un mayor peso frente a la dirección.


 

La posición de los trabajadores respecto de la responsabilidad social de las empresas (RSE) es singular. En efecto, forman parte de la empresa, son quienes producen, y, al mismo tiempo, al margen de ella, sólo son empleados de una sociedad de capital. Por tanto, son, al mismo tiempo, parte constitutiva y parte implicada en la empresa. Esta situación puede permitirles conciliar o reconciliar su identidad de trabajador y de ciudadano, particularmente si trabajan en una empresa más socialmente responsable que otras y a la cual están orgullosos de pertenecer. Pero la RSE y los interrogantes y expectativas que crea en otras partes interesadas pueden, también, ser fuente de sufrimiento en el trabajo: como continuar trabajando en una empresa cuya actividad misma es cuestionada, por ejemplo, porque es contaminante o porque produce bienes cuya necesidad es discutida (productos extra-dulces destinados a niños, armas,….)?

 

La RSE: un instrumento para los  trabajadores*¿Cómo pueden los trabajadores y sus representantes arbitrar entre la necesidad de trabajar, y por tanto, defender el empleo y la necesidad de protegerse y de proteger al resto de partes implicadas contra los perjuicios generados por la actividad de la empresa?

 

Leer los informes

 

Esta doble identidad y las expectativas que suscita en todas las partes hacen que los trabajadores no puedan ignorar esta cuestión, salvo que estén completamente convencidos de su pertinencia. Frente a direcciones que han convertido el resultado económico y financiero en único objetivo de la actividad de las empresas, los trabajadores pueden, efectivamente, apoyarse en la RSE si la vinculan al respeto de sus derechos.

 

Los informes de RSE o desarrollo sostenible establecidos por las empresas pueden contener, particularmente, informaciones interesantes para los trabajadores y sus representantes. En efecto, la empresa se da a conocer: expone al mundo su manera de ser en materia medioambiental, económica, de recursos humanos, del tratamiento de las comunidades locales. Estos informes son susceptibles de constituir una base de diálogo, de interpelación a la dirección sobre compromisos de mejora adoptados, sobre procedimientos a eliminar…

 

La evaluación de estos informes realizada cada año por Alpha études(1) refleja que las empresas son más proclives a hablar del escaparate social (formación, diversidad, salud y seguridad,…) que de lo que pasa bajo este manto (organización del trabajo, subcontratación, remuneraciones,…). Sin embargo, la clasificación que se establece así contribuye a hacer evolucionar las prácticas de las empresas en su manera de rendir cuentas.

 

Algunos delegados sindicales amenazan también con enviar correos a las agencias de calificación financiera y extra-financiera encargadas de evaluar los resultados de las empresas para informarles de prácticas antisociales de su dirección, otros recurren a estrategias de activismo (accionarial, mediático, en torno a la población local,….) que pueden degradar la imagen de la empresa y, por consiguiente, sus resultados. Pero estos instrumentos paradójicos del progreso social en la empresa son todavía poco manejados.

 

Una de las principales ventajas de la RSE para los trabajadores y otras partes implicadas es: obligar a la dirección a tener en cuenta un conjunto de actores que, por el mero hecho de su capacidad de poner en cuestión la legitimidad de la empresa en un territorio, adquieren identidad y derecho de voz. Efectivamente, desarrollar una estrategia de RSE consiste, ante todo, para las empresas en gestionar los riesgos sociales, medioambientales, económicos y mediáticos generados por su actividad y, a la inversa, en identificar un cierto número de oportunidades.

 

Retomar el camino de la negociación

 

Los pasos dados en materia de RSE han sido generalmente, en su arranque, pasos unilaterales de la parte directiva de la empresa. Algunas direcciones desean, sin embargo, para dotar de credibilidad a su procedimiento, sacar la RSE del unilateralismo original en el que estaba recluido. Conscientes de los límites del ejercicio al que se orientan, constatando que los medios materiales que despliegan para rendir cuentas en los informes RSE son vanos puesto que los trabajadores no reconocen la cotidianeidad de su trabajo en lo que leen, algunas retoman el camino de la negociación. La novedad que constituye la RSE en la práctica de las empresas necesita, de hecho, para ser legítima, de medios tradicionales de diálogo social.

 

Desde este punto de vista, quienes anunciaban, con la aparición de la responsabilidad social de las empresas, la obsolescencia de la negociación social, podrían haber errado. Algunas direcciones, desde luego poco numerosas todavía, negocian con los delegados sindicales nacionales, europeos o mundiales acuerdos que emanan de la RSE (actualmente existen unos 200, firmados en su mayoría por multinacionales: Danone, Renault, EDF, PSA Peugeot Citroën, Skanska, Volkswagen, ENI...). Más allá de la legitimación de la negociación social como medio de dar credibilidad a la RSE, estos acuerdos son interesantes puesto que prevén dispositivos de puesta en marcha, de seguimiento y de control de compromisos de las partes firmantes. Para afrontar y responder de la mejor manera posible a la complejidad de los retos de la responsabilidad social, los trabajadores y sus representantes deben, no obstante, estar formados sobre estos nuevos temas, sobre esta manera sistemática de razonar, que toma en consideración las interdependencias entre la empresa y su medioambiente natural y social.

 

Para los trabajadores, el campo de posibilidades podría, por tanto, extenderse con la RSE. Pero en el contexto actual, conviene primero verificar que algunas de las aportaciones probadas de la RSE no son resolubles con la crisis y que en materia de protección del empleo, en particular, las empresas son realmente capaces de tener un horizonte que supere el corto plazo.

 

 Natacha Seguin : responsable de estudios en el centro de estudios económicos y sociales del Grupo Alpha

Alternatives Economiques - Pratique n°41 - Noviembre 2009

www.alternatives-economiques.fr

 

Notas

(1) Ver en Groupe Alpha, www.groupe-alpha.com, en el apartado "Etudes et documents", en "Rapports".

*Traducción para Comfia con autorización de difusión con cita a fuente y autor. Más información: Secretaría de RSE de Comfía-CCOO rse@comfia.ccoo.es
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