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La agencia sanitaria de la ONU advierte que las enfermedades diarreicas y las infecciones respiratorias agudas causadas por una higiene de manos inadecuada causaron la mayoría de las muertes en 2019 y afectan sobre todo a países de ingresos bajos.
Mejorar el acceso al agua y la higiene podría salvar más de un millón de vidas al año

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 2.2 mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios básicos de agua potable, y alrededor de 4.2 mil millones de personas carecen de instalaciones adecuadas de saneamiento. Esto conlleva numerosos problemas de salud, especialmente en comunidades de bajos recursos. El último informe de la  OMS titulado “Carga de morbilidad atribuible al agua potable insalubre, el saneamiento y la higiene: actualización de 2019”, alerta de que la mitad de la población mundial aún no tiene acceso adecuado al agua potable, saneamiento y la higiene. Esta carencia provocó la muerte de al menos 1,4 millones de personas en 2019.

El documento presenta estimaciones sobre la proporción de ciertas enfermedades en la población atribuibles a estos factores. Las valoraciones incluyen datos de 183 países y están desglosados por región, edad y sexo, y se basan en cuatro resultados sanitarios: diarrea, infecciones respiratorias agudas, desnutrición y helmintiasis transmitidas por el suelo.

Los expertos a cargo de la investigación revelaron que existen disparidades importantes entre regiones y grupos de ingresos. Concretamente, cás de tres cuartas partes de todas las muertes se produjeron en las regiones de África y Asia Sudoriental, mientras que el 89% de las muertes atribuibles correspondieron a países de ingresos bajos y medios-bajos. Sin embargo, incluso los países de ingresos altos están en riesgo, ya que el 18% de su carga de enfermedades diarreicas podría prevenirse mediante la mejora de las prácticas de higiene de las manos. En la región de las Américas, 33.200 personas murieron a causa de enfermedades diarreicas y 317.921 por infecciones respiratorias agudas.

La OMS advierte que las estimaciones incluían cuatro resultados sanitarios sobre los que se disponía de datos para cuantificar el impacto; sin embargo, es probable que la carga real sea mucho mayor.En este respecto, los expertos indican que las repercusiones de la insalubridad del agua en la salud son amplias y van más allá de las enfermedades, ya que afectan al bienestar social y mental. Además, es probable que el cambio climático agrave muchas enfermedades que no se reflejan plenamente en las estimaciones actuales.

El agua para la higienización es fundamental para la salud. Según la Organización internacional, las enfermedades diarreicas representaron la mayor parte de la carga atribuible, con más de un millón de muertes. En segundo lugar, se situaron las infecciones respiratorias agudas causadas por una higiene de manos inadecuada, que se relacionaron con 356.000 muertes y 17 millones de años perdidos.

Entre los niños menores de cinco años, el agua, el saneamiento y la higiene inseguros fueron responsables de 395.000 muertes, lo que representa el 7,6% de todos los decesos. Esto incluye 273.000 muertes por diarrea y 112.000 muertes por infecciones respiratorias agudas. Estas enfermedades son las dos principales causas infecciosas de muerte de niños menores de cinco años en el mundo.

Mejorar el acceso al agua y la higiene puede tener un impacto positivo en la salud y ayudar a salvar vidas:

  1. Prevención de enfermedades transmitidas por el agua: El agua contaminada es una fuente común de enfermedades como la diarrea, el cólera, la fiebre tifoidea y la hepatitis A. Proporcionar acceso a agua potable segura y saneamiento adecuado puede reducir drásticamente la incidencia de estas enfermedades.
  2. Higiene personal: El lavado de manos con agua y jabón es una medida efectiva para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas. Promover la higiene personal, especialmente en áreas donde hay una falta de acceso a instalaciones adecuadas, puede reducir la incidencia de enfermedades respiratorias, gastrointestinales y cutáneas.
  3. Reducción de la desnutrición: El acceso a agua potable y saneamiento adecuado también está estrechamente relacionado con la nutrición. Sin agua limpia, es difícil mantener una buena higiene de los alimentos y cocinar de manera segura. La mejora en el acceso al agua y la higiene puede ayudar a prevenir la contaminación de los alimentos y reducir la desnutrición, especialmente en los niños.
  4. Salud materna e infantil: El acceso a agua limpia y a servicios de saneamiento es fundamental para garantizar una atención de salud adecuada durante el embarazo y el parto. Además, la falta de acceso a agua potable puede aumentar el riesgo de enfermedades infantiles, como la neumonía y la diarrea, que son causas principales de mortalidad en niños menores de cinco años.

Para reducir la carga de morbilidad, la OMS insta a los gobiernos a adoptar las siguientes medidas con el apoyo de los organismos de las Naciones Unidas, los asociados multilaterales, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil:

  • Acelerar radicalmente las acciones para alcanzar el objetivo del acceso universal a servicios de agua, saneamiento e higiene seguros. Al cuantificar por primera vez los beneficios para la salud asociados a unos mayores niveles de estos servicios, las estimaciones actualizadas proporcionan pruebas sólidas para apoyar los esfuerzos encaminados a llevar a la práctica estos compromisos.
  • Centrar los esfuerzos en los más pobres y desfavorecidos. La carga de morbilidad se debe en gran medida a un acceso inadecuado en los países de ingresos bajos y medios, y las estimaciones nacionales sobre el acceso a los servicios ocultan a menudo las disparidades dentro de los países. Así, este acceso suele ser menor entre las poblaciones rurales y los grupos socioeconómicos más bajos. Incluso en los países de ingresos altos, donde el acceso es generalmente elevado, algunas comunidades marginadas están desatendidas y se enfrentan a mayores riesgos.
  • Adaptar los sistemas nacionales de vigilancia para mejorar los datos sobre la exposición de la población a servicios gestionados de forma segura, ya que siguen siendo escasos en muchos países. Los gobiernos deben adaptar los sistemas de vigilancia nacionales y locales teniendo en cuenta los niveles de servicio más elevados exigidos en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que permitirá reflejar con mayor precisión toda la carga de morbilidad asociada a los servicios inseguros.
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