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Un análisis de la Agencia Europea de Medio Ambiente, publicado recientemente, ofrece una visión general de la relación entre medio ambiente y los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares, destacando que hacer frente a la contaminación, las temperaturas extremas y otros riesgos ambientales son medidas rentables para reducir la carga de enfermedades.
Reducir la contaminación disminuiría las enfermedades cardiovasculares en Europa

La contaminación del aire, en particular, ha sido reconocida como un factor de riesgo significativo para las enfermedades del corazón. La exposición a largo plazo a la contaminación del aire está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y del sistema circulatorio. Los contaminantes del aire, como las partículas finas (PM2.5) y los gases tóxicos, pueden ingresar al torrente sanguíneo y provocar inflamación, estrés oxidativo y disfunción endotelial, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

De este modo, diversas pruebas científicas demuestran que los riesgos ambientales son responsables de una parte importante de las enfermedades cardiovasculares, que son la causa más frecuente de muerte en Europa. Un análisis de la Agencia Europea de Medio Ambiente, publicado hoy, ofrece una visión general de la relación entre medio ambiente y enfermedades cardiovasculares, destacando que hacer frente a la contaminación, las temperaturas extremas y otros riesgos ambientales son medidas rentables para reducir la carga de enfermedades, incluidos los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.

Concretamente, las enfermedades cardiovasculares (ECV) afectan a la vida de muchos residentes europeos. Es la causa más frecuente de muerte en los países miembros de la UE. Cada año se diagnostican en la UE más de 6 millones de nuevos casos de ECV y más de 1,7 millones de personas mueren por enfermedades del sistema circulatorio, lo que representa alrededor del 37% de todas las muertes (Timmis et al., 2022; OMS, 2022). La carga de morbilidad por ECV es generalmente mayor en Europa central y oriental que en Europa septentrional, meridional y occidental (IHME, 2020; Timmis et al., 2022).

En este escenario, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado un informe titulado "Vencer las enfermedades cardiovasculares: el papel del medio ambiente en Europa" que ofrece una visión general de los datos sobre los determinantes medioambientales de las enfermedades cardiovasculares en Europa y las correspondientes respuestas políticas de la UE. El análisis muestra que la reducción de la exposición a la contaminación y la mitigación y adaptación al cambio climático, así como la lucha contra la pobreza energética, pueden reducir significativamente la carga de enfermedades cardiovasculares y las muertes resultantes en Europa.

El informe explica que estudios recientes indican que se calcula que al menos el 18% de todas las muertes por enfermedades cardiovasculares en Europa se deben a factores ambientales clave, como la exposición a la contaminación atmosférica, las temperaturas extremas, el humo ajeno y el plomo. El análisis de la AEMA señala, sin embargo, que es probable que esta cifra sea una subestimación, ya que no tiene en cuenta la exposición en el lugar de trabajo, la contaminación acústica o las sustancias químicas tóxicas distintas del plomo. Además, algunos factores, como la contaminación lumínica nocturna o el efecto combinado de la exposición a distintas sustancias químicas, aún no se conocen bien.

En este sentido, la publicación elaborada por la AEMA pone de relieve que los riesgos ambientales son evitables, pero los ciudadanos tienen posibilidades limitadas de protegerse. Esto significa que se necesitan leyes y normativas, incluidas las establecidas por la UE, y su aplicación efectiva para reducir la carga medioambiental de la enfermedad para todos los ciudadanos. A pesar de algunas incertidumbres y lagunas en los datos, las pruebas científicas apoyan sólidamente la reducción de la exposición ambiental como estrategia rentable para reducir las enfermedades cardiovasculares, concluye el análisis citado.

Los expertos concluyen que la reducción de la contaminación del aire mediante la implementación de políticas ambientales más estrictas, la promoción de fuentes de energía más limpias, el fomento del transporte público y el uso de vehículos eléctricos, entre otras medidas, puede ayudar a disminuir la exposición de la población a los contaminantes del aire y, por lo tanto, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

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