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La docencia está en el ojo de la tormenta. En medio de un contexto marcado por múltiples crisis, una de las profesiones más golpeadas es la de las y los profesores. Ellos son el corazón de la educación, y su valiosa labor debe traducirse en mejores salarios y condiciones de trabajo. Así lo afirmaron referentes de Naciones Unidas en una declaración con motivo de la conmemoración del Día Mundial de los Docentes, que se celebra anualmente el 5 de octubre y se produce en un año en el que la comunidad internacional se comprometió a transformar la educación durante la Cumbre para la Transformación de la Educación, que se celebró en septiembre en los márgenes de la Asamblea General.

El Día mundial de las y los docentes conmemora el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la OIT y la UNESCO relativa a la Situación del Personal Docente (1966). Esta Recomendación establece criterios de referencia en cuanto a los derechos y responsabilidades del personal docente y normas para su formación inicial y perfeccionamiento, la contratación, el empleo, y las condiciones de enseñanza y aprendizaje.

Pese a tratarse de una profesión esencial, no está bien paga ni reconocida. Ante esto, el comunicado expresó: "Hoy, en el Día Mundial de los Docentes, celebramos el papel fundamental que desempeñan los profesores en la transformación del potencial de los alumnos, garantizando que dispongan de las herramientas necesarias para asumir la responsabilidad por sí mismos, por los demás y por el planeta". Y continuó: "Hacemos un llamamiento a los países para que garanticen la confianza y el reconocimiento de los docentes como productores de conocimientos, profesionales reflexivos y socios políticos".

La educación es fundamental para el progreso y desarrollo de la sociedad y sin las y los profesores que cada día ponen su corazón en la noble tarea de enseñar, el crecimiento de un país sería inviable. La pandemia puso en la agenda pública lo fundamental que es esta profesión. Sin docentes, es imposible proporcionar una educación inclusiva, equitativa y de calidad. Sin embargo, a menos que transformemos las condiciones de los docentes, la promesa de esa educación seguirá estando fuera del alcance de quienes más la necesitan.

La problemática de la educación es grave y multicausal. En muchas partes del mundo, las aulas están superpobladas, y los profesores son demasiado pocos, además de estar sobrecargados de trabajo, desmotivados y sin apoyo. El resultado de esto es que un número sin precedentes abandona la profesión. También ha disminuido considerablemente el número de personas que estudian para ser profesores.

Al respecto, el comunicado advirtió: "Si no se abordan estos problemas, la pérdida de un cuerpo docente profesional podría ser un golpe fatal para la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4", refiriéndose a los esfuerzos mundiales para garantizar una educación de calidad universal para 2030. Además, la pérdida de profesores afecta de forma desproporcionada a los estudiantes de zonas remotas o pobres, así como a las mujeres y niñas, y a las poblaciones vulnerables y marginadas.

Estimaciones recientes sobre el tema revelan que se necesitarán 24,4 millones de profesores de primaria adicionales en todo el mundo, junto con unos 44,4 millones de profesores de educación secundaria, si el mundo quiere lograr la educación básica universal para el final de la década. Sólo el África subsahariana y el sur de Asia necesitarán 24 millones más de maestros, aproximadamente la mitad del número de nuevos profesores que se necesitan en los países en desarrollo.

Estas regiones tienen algunas de las aulas más superpobladas del mundo, y los sistemas educativos más sobrecargados para los profesores con escaso personal. Un notable 90% de sus centros de enseñanza secundaria se enfrenta a una grave escasez de docentes. "Por lo tanto, llevar a las aulas profesores cualificados, apoyados y motivados, y mantenerlos allí, es lo más importante que podemos hacer para mejorar el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes y las comunidades", dijeron los firmantes de la declaración.

Los líderes políticos deben destinar mayores presupuestos a la educación y por tanto, la indispensable tarea docente debe estar mejor paga. El valioso trabajo que realizan estas personas también debe traducirse en mejores condiciones laborales y salariales.

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