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El pasado 7 de septiembre se celebró el Día Internacional del Aire Limpio. En septiembre de 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó esta fecha para reivindicar la importancia de detener la contaminación medioambiental.  Este año, el tema escogido es: "El aire que compartimos", consigna que se centra en la naturaleza transfronteriza de la contaminación atmosférica y subraya la necesidad de asumir una responsabilidad y la toma de medidas colectivas. El aire es vida. Parece obvio, pero lo cierto es que los altos niveles de contaminación que se observan actualmente dan cuenta de la poca consciencia que tenemos al respecto.

Este año, Naciones Unidas busca poner de relieve la necesidad de una cooperación internacional y regional inmediata y estratégica para una aplicación más eficaz de las políticas y medidas de mitigación para hacer frente a la contaminación atmosférica. El mensaje es claro: la contaminación atmosférica no entiende de fronteras y si algo nos une como humanidad es la necesidad del aire para subsistir. Es momento de actuar.

Naciones Unidas explica que se trata de un problema doble. Por un lado, los efectos en nuestra salud son realmente preocupantes. Los expertos advierten que las diminutas e invisibles partículas de contaminación penetran profundamente en nuestros pulmones, en el torrente sanguíneo y en el cuerpo. Estos contaminantes son responsables de aproximadamente un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer de pulmón, así como de una cuarta parte de las muertes por infarto. El ozono troposférico, producido por la interacción de distintos contaminantes con la luz solar, es también una causa de asma y enfermedades respiratorias crónicas. Un informe recientemente publicado por el Grupo Aire Limpio analiza el impacto que tiene la contaminación en la salud de las personas y advierte que 9 de cada 10 personas respiran en el mundo aire contaminado y 7 millones de personas mueren anualmente por este motivo. Asimismo, la contaminación del aire causa el 24% de todas las muertes de adultos por cardiopatías y el 43% de los fallecimientos por enfermedad obstructiva crónica (EPOC) son consecuencia de la mala calidad del aire. Además, la contaminación del aire provoca el 29% de las muertes por cáncer de pulmón.

Por el otro lado, la contaminación del aire produce efectos sobre nuestro clima. Los contaminantes del clima de corta vida se encuentran entre los contaminantes más relacionados con los efectos sobre la salud y el calentamiento global a corto plazo. Pueden persistir en la atmósfera durante unos días o hasta varios decenios, por lo que reducirlos puede tener beneficios casi inmediatos para la salud y el clima.

Si bien la calidad del aire es un problema global, este no es igual en todas partes. Evidentemente, algunas latitudes, especialmente las más densamente pobladas, tienen mayores índices de contaminación y, por ende, más cantidad de problemas sanitarios causados por la mala calidad del aire. Según el informe citado, la contaminación del aire en las grandes ciudades es una preocupación creciente de las sociedades contemporáneas. El aire que respiramos en la calle, en el entorno de trabajo o en nuestras viviendas tiene consecuencias claras sobre nuestra salud, con un número de afectados por problemas respiratorios o cardiovasculares cada vez mayor.

Oro importante punto que destaca la investigación es que la contaminación del aire no se da únicamente en el exterior sino también en el interior de los edificios.  Lo cual hace que le problema sea más grave aún, ya que estamos continuamente expuestos al riesgo que esto supone en nuestras vidas. El equipo de expertos del Grupo Aire Limpio afirma que el aire interior de las viviendas tiene una alta presencia de contaminantes, no sólo provenientes del exterior sino también derivados de la actividad habitual de los individuos, como el humo y vapor de la cocina o el uso de aerosoles, productos de limpieza, así como de los propios materiales constructivos del edificio.

Es indiscutible que, como afirma la ONU, la contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud humana. Como hemos detallado previamente, es una de las principales causas evitables de muertes y enfermedades en todo el mundo. Datos recientemente publicados por el organismo internacional muestran que la contaminación es responsable de aproximadamente 6,5 millones de muertes prematuras en todo el. En los países en desarrollo, este tipo de contaminación afecta de manera desproporcionada a las mujeres, niños y ancianos, y en particular a las poblaciones de bajos ingresos que a menudo están expuestas a altos niveles de contaminación del aire en interiores y en espacios abiertos resultante de los métodos de cocina y calefacción que utilizan leña y queroseno.

El informe explica que la dispersión de estos contaminantes está asociada con los procesos que se producen en la atmósfera, la meteorología y la orografía del terreno. Los contaminantes son producidos por emisiones primarias, bien desde fuentes naturales o desde fuentes producidas por las actividades humanas. Entre las primeras, continúa la publicación, se encuentran fenómenos naturales como erupciones volcánicas, actividades sísmicas, actividades geotérmicas, incendios o el transporte de partículas naturales procedentes de regiones áridas por fuertes vientos, entre otras.

¿Es posible alcanzar los ODS sin aire limpio?

Claramente, la respuesta es no. Además de los problemas de salud para el planeta y para las personas, la mala calidad del aire plantea un gran obstáculo en el contexto del desarrollo sostenible para todos los países, en particular en las ciudades y las zonas urbanas de los países en desarrollo, donde los niveles de contaminación atmosférica son superiores a los límites establecidos en las directrices sobre calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud

Resulta importante recordar que en el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, titulado “El futuro que queremos”, los países se comprometieron a promover políticas de desarrollo sostenible que contribuyeran a la buena calidad del aire en el contexto de las ciudades y los asentamientos humanos sostenibles. Asimismo, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce que reducir la contaminación atmosférica es importante para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El día de hoy es una invitación para reflexionar acerca de la importancia de cuidar este bien tan preciado, para lo cual será indispensable fortalecer la solidaridad global y el impulso político para la acción para mejorar la calidad del aire. La efeméride también tiene como objetivo mejorar el conocimiento sobre la contaminación del aire a través de la evidencia científica, mejorando los datos y brindando herramientas que ayuden a los gobiernos, el sector privado y las comunidades a tomar decisiones y acciones para mejorar la calidad del aire y proteger la salud y los medios de vida.

El aire que respiramos nos enferma y está enfermando también el planeta. Frente a este panorama por demás complicado, los Estados deben asumir la urgente necesidad de reducir considerablemente el número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos y por la polución y contaminación del aire, el agua y el suelo de aquí a 2030. La comunidad internacional es consciente en la actualidad que la mejora de la calidad del aire puede ayudar a reducir las consecuencias del cambio climático y que las medidas de mitigación de la contaminación pueden mejorar la calidad del aire.

Contar con aire limpio es fundamental para la salud y la vida cotidiana de las personas, una de las principales causas de muerte y enfermedad en todo el mundo, pero la buena noticia es que esto se podrían evitar. Depende de nosotros cambiar el curso de la historia, este asunto está ahora y para siempre en nuestras manos y no podemos seguir esperando. Compartimos el aire y también la contaminación. Hagamos que compartir un cielo celeste sea también una posibilidad.  

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