La agricultura es una práctica muy antigua. Ciertamente, se ha practicado durante más de 10.000 años, y es indispensable para la vida. En aquel momento, no solo nos proporcionaba alimentos, refugio y medios de vida, sino también conocimientos, tradiciones, innovaciones y servicios ecosistémicos. Sin embargo, el aumento exponencial de las poblaciones al que hemos asistido en los últimos años hizo que lleváramos a numerosos ecosistemas más allá de su capacidad, actualmente la agricultura necesita proporcionar todos esos beneficios, y más, siendo al mismo tiempo más sensible con el medio ambiente.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aboga por las mejoras medioambientales en los sistemas agroalimentarios, centrándose en la conservación y la ordenación sostenible de los terrenos agrícolas, los bosques, y los recursos de aguas continentales y oceánicos. Para lo cual en un informe publicado recientemente especifica cinco acciones necesarias para crear un medio ambiente mejor, más innovador y resiliente:
1. Promover una bioeconomía sostenible y circular: La bioeconomía sostenible y circular es la precursora de las mejoras decisivas en las esferas relacionadas con los sistemas agroalimentarios, en particular la ciencia del microbioma, las proteínas alternativas, los plaguicidas biológicos, la gestión circular del desperdicio y la restauración de los ecosistemas. En el ámbito de las Naciones Unidas, la FAO está liderando el impulso hacia una bioeconomía sostenible y circular, lo cual implica emplear procesos, innovaciones y recursos biológicos para ayudar a que los sistemas agroalimentarios sean más sostenibles y resilientes, apoyando al mismo tiempo el desarrollo de una economía justa y verde y garantizando que todos los ciudadanos del mundo tengan acceso a alimentos nutritivos suficientes.
2. Gestionar la contaminación agrícola por plásticos: Reducir y controlar la contaminación es un elemento central en la actualidad. Es por ello, que la FAO está transformando la forma en que usamos los plásticos en la agricultura. Un reciente informe del organismo internacional reveló por primera vez que probablemente la contaminación por plásticos en los ecosistemas terrestres sea mucho mayor que la de los ecosistemas acuáticos. En el informe se describían varias soluciones para abordar el problema, basadas en el enfoque de las “seis erres” (Rechazar, Rediseñar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar), mientras que también se determinaban productos plásticos agrícolas potencialmente nocivos que deberían retirarse de forma prioritaria.
3. Garantizar estándares sociales y ambientales: Es imprescindible garantizar que todos los proyectos y programas se sometan a una evaluación exhaustiva antes de su ejecución a fin de que integren en su elaboración resultados firmes relacionados con el medio ambiente y la inocuidad. Concretamente, en 2021, la FAO examinó 667 de sus proyectos sobre la base de las Directrices para la gestión ambiental y social, que establecen un equilibrio entre la protección y la utilización sostenible de los recursos naturales y la satisfacción de las necesidades cada vez mayores de alimentos, nutrición y medios de vida decentes y resilientes de la sociedad.
4. Proporcionar datos de acceso abierto sobre el medio ambiente y el clima: Los sistemas agroalimentarios tendrán que incrementar cada vez más su sostenibilidad ante los desafíos crecientes, en particular una población cada vez más numerosa con hábitos alimentarios cambiantes, la degradación de los ecosistemas y el cambio climático. Para ello, la transformadora Plataforma geoespacial Mano de la Mano de la FAO proporciona datos sobre medio ambiente relacionados con la agroecología, el agua, la tierra, los suelos, los gases de efecto invernadero, etc. Estos datos resultan esenciales para determinar puntos críticos expuestos a riesgos climáticos y otros riesgos medioambientales y formular soluciones adaptadas a los países y regiones más necesitados.
5. Preservar el patrimonio agrícola y los entornos circundantes: Durante 20 años, la FAO ha reconocido lugares alrededor del mundo que combinan paisajes excepcionales con conocimientos tradicionales de resiliencia y ordenación sostenible de la tierra y los recursos naturales. Estos lugares, denominados Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM), actúan como una interfaz entre el ser humano y el medio ambiente, representando la idea de “conservación dinámica”, donde las prácticas tradicionales, el suministro de alimentos y la protección del medio ambiente van de la mano.
El futuro de los sistemas agroalimentarios y el futuro de nuestro planeta están interrelacionados. Ahora es el momento de llevar a cabo un cambio transformador que garantice la supervivencia de las próximas generaciones.