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El anuncio se realizó en el marco de la XXVI Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebró en Glasgow (Reino Unido). El encuentro mundial concluyó con un documento que llama a reducir el uso del carbón y poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles.
España aumentará su financiación climática hacia 2025

Las últimas fueron semanas de arduos debates en Glasgow. La ciudad británica fue la sede de la XXVI Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El pasado sábado 13 de noviembre concluyó el encuentro con un documento que llama a reducir el uso del carbón y poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles. Asimismo, el texto adoptado por los 196 países que forman parte de la Convención mantiene vivo el compromiso para que la temperatura del planeta no aumente más de 1,5º.

Nuestro país se encuentra alineado con el compromiso de la Unión Europea de reducir un 55% sus emisiones en 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050. Se están dando pasos decisivos para alinear las inversiones españolas, tanto públicas como privadas, con el objetivo de la neutralidad climática. En este sentido, 30.000 millones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se destinarán en los próximos tres años a la transición ecológica.

En la Cumbre de Líderes con la se inició esta conferencia en Glasgow, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el compromiso de España a aumentar la financiación climática para llegar en 2025 con un incremento de un 50% respecto de nuestro compromiso actual. El objetivo es alcanzar los 1.350 millones de euros anuales a partir de 2025. Además, España aportará 30 millones de euros al Fondo de Adaptación de la ONU en 2022, y destinará el 20% de nuestros derechos especiales de giro a países vulnerables, con un mínimo de 350 millones de euros.

El documento final incluye el objetivo para reducir globalmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG) un 45% en 2030 (sobre 2010) y la urgencia de acelerar la ambición climática en esta década, siguiendo lo expresado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). En este sentido, y reconociendo que existe una brecha en los compromisos nacionales de reducción de emisiones, se pone en marcha un programa de trabajo para hacer viable el objetivo del 1,5ºC estableciendo revisiones anuales de ambición frente al ciclo quinquenal de ambición recogido en el Acuerdo de París. Con el objetivo de mantener la presión sobre la ambición al más alto nivel, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, organizará un evento de líderes en 2022 para debatir sobre ambición climática.

Sobre este documento final presentado por la COP26 la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, expresó que se trata de “un buen acuerdo que sienta las bases para la nueva etapa hasta 2030”. Ribera ha explicado que es “un paso adelante significativo que confirma el compromiso valiente de lograr una reducción de emisiones compatible con los escenarios del IPCC y mantener vivo el objetivo de 1,5ºC, y da los pasos para empezar a desterrar definitivamente el carbón y pone fin a los subsidios a los combustibles fósiles. Un acuerdo en el que por fin se asume la importancia de un trabajo cada vez más complejo e imprescindible, como es invertir en adaptación en todos los países y disponer de mecanismos ágiles y rápidos para responder a las grandes catástrofes climáticas en las que la adaptación no es posible”.

Asimismo, en Glasgow se han establecido por primera vez acciones sectoriales concretas para esta década a fin de reducir de forma notoria el uso del carbón y terminar con los subsidios a los combustibles fósiles, y se ha reforzado el vínculo con la biodiversidad y los océanos, agendas con claras sinergias y beneficios compartidos en las que se seguirá trabajando.

Aunque con fuertes críticas, sobre todo desde diversos activísimos, la Cumbre de Glasgow ha puesto también el foco en la justicia climática, subrayando el importante papel que juegan los interlocurores no gubernamentales, entre ellos, la sociedad civil, los pueblos indígenas y comunidades locales, los jóvenes y los niños y otros actores. 

En este sentido, Glasgow da un paso más sobre el cambio de enfoque que se inició en la COP25 de Madrid, amplificando la acción más allá de los gobiernos con un claro reconocimiento al papel de la sociedad civil. Este cambio de enfoque se visibiliza con el gran avance de la iniciativa Race to Zero, que reúne a los actores no estatales de todo el mundo para reducir a la mitad las emisiones mundiales en 2030, cuenta con compromisos que cubren el 25% de las emisiones mundiales de CO2 y más del 50% del PIB. Otras iniciativas importantes en Glasgow ha sido el lanzamiento de la Alianza Financiera de Glasgow para la Red Cero (GFANZ), que reúne a toda la amplitud del istema financiero mundial con más de 130 billones de dólares de capital privado comprometidos para transformar la economía a emisiones netas cero.

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