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A 20 años de la Declaración de Durban, la Conferencia Mundial contra el Racismo de 2001 celebrada en Sudáfrica, el organismo internacional advierte que el racismo sigue impregnando las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana.
La ONU alerta sobre el avance del racismo y la xenofobia en el mundo entero

La Declaración y el Programa de Acción de Durban consagran el firme compromiso de la comunidad internacional para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia en el plano nacional, regional e internacional. El hecho de haber reconocido que ningún país puede considerarse exento de racismo, que esta es una inquietud mundial, y que para combatirlo se debe emprender un esfuerzo universal, constituye un logro importante. Aunque la Declaración y el Programa de Acción no son vinculantes en el ámbito legal, el documento tiene un fuerte valor moral y constituye la base para los esfuerzos en el ámbito de la defensa de causas a nivel mundial.

Con motivo del 20º aniversario de esta importante declaración, las y los Jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en el salón de la Asamblea General para debatir sobre las reparaciones, la justicia racial y la igualdad de los afrodescendientes, en el marco de la semana de alto nivel de la ONU. Si bien es innegable que en algunos planos ha habido avances, lo cierto es los derechos humanos están siendo atacados desde diferentes flancos en el mundo entero. Aún hoy, en pleno 2021, el racismo estructural y la injusticia sistemática siguen negando a las personas sus derechos humanos fundamentales, y los vínculos entre el racismo y la desigualdad de género son innegables.

Dos décadas después de que se adoptara una declaración histórica para erradicar el racismo, la discriminación sigue "impregnando las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana en todas las sociedades", dijo el miércoles el Secretario General de la de la ONU. En este sentido, el Secretario General instó a todos a condenar la discriminación, los discursos de odio y las afirmaciones sin fundamento, ya que los que impulsan esa ideología hoy en día, denigran "nuestra lucha esencial contra el racismo".

La discriminación está mostrando sus peores facetas. El odio generalizado y la intolerancia son hoy moneda corriente en el tejido social. El mundo está asistiendo a un preocupante aumento del antisemitismo, el creciente fanatismo antimusulmán y el maltrato a las minorías cristianas, entre otros flagelos. "La xenofobia, la misoginia, las conspiraciones de odio, la supremacía blanca y las ideologías neonazis se están extendiendo, amplificadas en las cámaras de eco del odio. Los afrodescendientes, las comunidades minoritarias, los pueblos indígenas, los migrantes, los refugiados, los desplazados, y tantos otros, siguen enfrentándose al odio, a la estigmatización, a la búsqueda de chivos expiatorios, a la discriminación y a la violencia", concluyó António Guterres.  

Además, el mandatario instó a todos a "reconocer la diversidad como riqueza" y a comprender que la lucha contra el racismo es una lucha universal y "concreta en cada sociedad". En un momento en el que el mundo se siente más dividido que nunca, el Secretario General animó a todos a "unirse en torno a nuestra humanidad común (...) y volver a comprometernos con este propósito esencial". "Ningún país puede pretender estar libre de él", dijo, subrayando la necesidad de corregir los desequilibrios políticos, económicos y estructurales; garantizar que todos se sientan respetados como miembros valiosos de la sociedad; y "permanecer juntos como una familia humana, rica en diversidad, igual en dignidad y derechos, unida en solidaridad".

La pandemia del COVID-19 es un ejemplo más de lo lejos que está el mundo de corregir los errores del pasado. Aunque el contexto ya era adverso antes de la llegada del coronavirus, sin dudas, en los últimos meses hemos visto violaciones de derechos humanos inaceptables que dan muestra de que poco hemos avanzado como sociedad. En la reunión, los Estados miembros también adoptaron una resolución para movilizar la voluntad política a nivel nacional, regional e internacional con el fin de aplicar plenamente la Declaración, que es un hito.

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