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La Fundación Daniel y Nina Carasso ha presentado el estudio sobre Economía Social y Solidaria. Este, cobra especial importancia en un contexto en el cual reconstruir la economía tras la pandemia es una de las principales preocupaciones.

La investigación, comenzada hace 18 meses, aborda en profundidad el estado de la economía social y solidaria (ESS) en España con el objeto de fortalecerla y compartir sus prácticas. Para la realización del estudio se utilizó una metodología participativa e innovadora. Además, su formato divulgativo tiene voluntad de resultar útil tanto a las administraciones públicas como a estudiantes e investigadores, así como a los propios agentes implicados en proyectos de ESS a muy distintas escalas.

La ESS es muy diversa, con múltiples formas jurídicas. Para las empresas de la Economía Social lo más importante es la misión, la gobernanza y la distribución de sus recursos bajo el eje articulador de la resolución de necesidades sociales y la importancia de los socios y las personas por un interés en construir un futuro mejor y más igualitario. El informe explica que, en la actualidad, la denominación economía social y solidaria trata de integrar el carácter transformador que conlleva la economía solidaria a la definición de la economía social. Proponer una única definición del concepto economía social y solidaria es complicado, ya que habría que incluir todos los componentes que las distintas perspectivas presentan en sus análisis. En este sentido, el estudio afirma que gran parte de la reflexión e investigación se está produciendo desde las propias organizaciones, o redes de trabajo, que realizan sus análisis desde los entornos en los que surgen, por lo que los discursos que construyen tienen en cuenta los elementos particulares de los contextos en los que desarrollan su actividad y los objetos de estudio se corresponden con las condiciones y necesidades que se viven en esos contextos determinados.

Esto implica que se incluyan, bajo el mismo paraguas conceptual, experiencias muy diferentes entre sí que reciben el mismo nombre, pero que reflejan realidades diferentes; y que realidades muy similares a aquellas que integran la ESS no se reconozcan como parte de ella. Como consecuencia de lo anterior, es frecuente que las referencias a la ESS se asocien a otros conceptos (o, incluso, que se utilicen como sinónimos) que, aun siendo afines, son diferente.

Dentro del campo teórico que aborda el informe una definición que resulta importante rescatar es la definición de economía solidaria. Esta es una alternativa a la economía de capital que persigue construir relaciones de producción, distribución, consumo y financiación basadas en la justicia, la cooperación, la reciprocidad y la ayuda mutua. Pone a las personas y su trabajo en el centro del sistema económico, y otorga a los mercados un papel instrumental al servicio del bienestar de todas las personas, llegando a denominarse un proyecto ético de vida.

Una de las principales conclusiones a las que aborda el estudio es que la Economía Social y Solidaria ha trascendido de las minorías, ofreciendo modelos reales y eficientes económica y socialmente. Además, muestra que la crisis ha condicionado y facilitado el crecimiento del sector, y sus futuras réplicas seguirán siendo determinantes.

Asimismo, del estudio se desprende que tanto el propio sector como la academia coinciden en señalar que la situación de la ESS ha mejorado cualitativamente en los últimos años, observándose, además, una incipiente identidad colectiva compartida, acompañada en muchos casos de un creciente reconocimiento externo. Este crecimiento se explica en parte por la situación coyuntural de crisis económica en la última década y de la reacción de los movimientos sociales a dicha crisis. En esta coyuntura, el sector ha impulsado iniciativas en sectores clave como la energía, las finanzas o la alimentación, que han incrementado su cuota en la economía del país.

Otro de los factores decisivos en la evolución de la Economía social y solidaria que resalta la investigación es el apoyo que algunas administraciones públicas están prestando a través de diferentes iniciativas políticas y económicas, que van desde la compra pública innovadora y responsable hasta la inclusión de la ESS en las acciones generales de fomento del empleo y el emprendimiento. Esta evolución favorable encuentra su reflejo en un reconocimiento internacional, gracias sobre todo al apoyo desde las instituciones europeas, así como en los medios de comunicación, en el debate político y hasta en la sociedad.

Pese a todo ello, en el estudio no se obvia que el principal obstáculo sigue siendo el desconocimiento y la falta de credibilidad de este sector como alternativa económica real. Existen además problemas jurídico-normativos, con una legislación que tanto a nivel nacional como europeo no termina de facilitar la consolidación de la ESS. La dificultad para encajar en modelos preestablecidos y falta de entendimiento con las administraciones públicas es también un obstáculo a la hora de obtener financiación o apoyos. Precisamente la sostenibilidad económica de los proyectos más sociales es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las entidades del ecosistema. Por este motivo, el fortalecimiento económico del sector dentro del mercado es clave para facilitar el crecimiento y los cambios de escala.

El estudio desarrolla un decálogo de líneas de acción que Isabelle Le Galo Flores, Delegada general adjunta de la Fundación Daniel y Nina Carasso en España resume en tres puntos clave:

• Es urgente la construcción conjunta de una narrativa propia de la economía social y solidaria, fuerte y consciente de sus valores, capaz de ilustrar sus éxitos y de inspirar a los demás sectores, de manera que se acerquen a sus prácticas, para que hablemos de una economía más social y solidaria, así como de una acción social más resiliente económicamente.

• Es necesario reforzar las redes, conectar eficazmente a los agentes de la economía social y solidaria entre sí y con otros agentes más alejados, apoyar los cambios de escala e impulsar las transiciones. Parte de estas tareas se pueden hacer desde el propio ecosistema, de manera colaborativa y orgánica, con un crecimiento en red, o con la ayuda de agentes adicionales.

• Serán clave las alianzas público-privadas y la integración de la dimensión académica de manera transversal al ecosistema. La incorporación de esta materia a los currículos académicos y a los planes de estudios de forma transversal es imprescindible.

De esta forma, el estudio tiene por muy necesario, por tanto, formar alianzas, promover la flexibilidad del sector, tener presentes las lecciones aprendidas y trabajar con la convicción de que la ESS es una herramienta con un enorme potencial para afrontar los desafíos de la sociedad actual y que además, marcará el futuro próximo de nuestra manera de enfrentarnos a toda una serie de retos sociales y, en particular, a la emergencia climática y de justicia social.

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