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Un estudio de Boston Consulting Group (BCG) afirma que, si hubiera el mismo número de mujeres y hombres emprendedores, el PIB mundial podría crecer entre un 3% y un 6% aproximadamente, lo que representaría entre 2.500 y 5.000 billones de dólares a la economía internacional.

Una de las principales ideas que se desprende del estudio es que las mujeres emprendedoras todavía necesitan el apoyo de varios grupos para materializar su poder, por ejemplo, empresas de capital riesgo, organizaciones sin ánimo de lucro y grandes compañías. Además hay que abordar una dificultad que en ocasiones se pasa por alto: la falta de redes que orienten y presten un apoyo real a las mujeres emprendedoras.

Para su realización, BCG analizó los datos de emprendimiento femenino de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), tanto a nivel regional como en cada país. Entre las conclusiones, destacan varias. Por ejemplo, que en todas las regiones analizadas, el porcentaje de hombres en edad de trabajar que montan un negocio supera el porcentaje correspondiente de mujeres en edad activa en 4-6 puntos porcentuales. Y cuatro países (Vietnam, México, Indonesia y Filipinas) suponen la excepción a la regla anterior: más mujeres que hombres pusieron en marcha nuevas empresas en 2016. En el 50% de los 100 países estudiados, la brecha de género en la actividad emprendedora se está reduciendo, con Turquía, Corea del Sur y Eslovaquia a la cabeza de los avances en esta materia.

En el lado opuesto, se observa que en el 40% de los países, la brecha de género se está ampliando, sobre todo en Suiza, Uruguay y Sudáfrica.Aunque las desigualdades en la actividad emprendedora se producen con un patrón bastante homogéneo en la mayoría de los países, las diferencias en el índice de éxito de los negocios a largo plazo son más acusadas. Por ejemplo, en Oriente Medio y el norte de África, una empresa fundada por una mujer tiene un 50% menos de probabilidades de seguir funcionando después de tres años y medio en comparación con una compañía creada por un hombre. Por su parte, en Latinoamérica, el índice de “supervivencia” de los negocios fundados por mujeres es 11 puntos porcentuales más bajo. En todas las regiones excepto en Norteamérica, las empresas dirigidas por mujeres presentan índices de “supervivencia” más bajos que las compañías en manos de hombres.

Desde BCG se preguntan qué pueden hacer los países para que las empresas dirigidas por mujeres sobrevivan y prosperen. Porque las desigualdades a la hora de acceder a ayudas económicas determinan en gran medida la brecha de género, especialmente en el caso de las mujeres que abren nuevas empresas. Según un análisis realizado por BCG a partir de datos de 2018 de MassChallenge (una red mundial de aceleradoras con sede en EE. UU.), la inversión media en empresas fundadas o cofundadas por mujeres se situó en los 935.000 dólares, menos de la mitad de los 2.1 millones de dólares que se invirtieron de media en compañías fundadas por hombres. Esta disparidad existe a pesar de que las nuevas empresas fundadas o cofundadas por mujeres obtuvieron de hecho mejores resultados a lo largo del tiempo y generaron un 10% más de ingresos acumulados durante un periodo de cinco años: 730.000 dólares frente a 662.000 dólares.  

"Obviamente, acceder al capital inicial no es el único problema. Las mujeres emprendedoras también deben corregir el déficit en las tasas de “supervivencia” y crecimiento de sus empresas, es decir, contrarrestar la tendencia a estancarse con el tiempo", afirman.

El estudio demuestra que, si bien hay muchos motivos que explican estos déficits (incluidas las diferencias en el acceso a capital humano y social, y a recursos económicos continuos), un factor clave es el acceso relativamente limitado de las mujeres a sólidas redes de apoyo. En los países con rentas medias y bajas, por ejemplo, la mayor disponibilidad y uso de redes de emprendimiento están relacionados con la reducción de la brecha de género en el índice de “supervivencia” de las empresas. El hecho de poder estar en contacto con otras emprendedoras anima a las mujeres a fijar expectativas más altas para sus negocios, apostar por el crecimiento e integrar la innovación.

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