vergüenza

La vergüenza como activador del compromiso social

La vergüenza como activador del compromiso social

En alguna ocasión he dicho que la “vergüenza” no sirve para nada porque, muchas veces, al experimentarla nos retraemos y dejamos de hacer cosas que queremos y perdemos oportunidades. Pero es que esa es, precisamente, su función: impulsarnos a hacer o no hacer aquello que puede suscitarla. La vergüenza adecuada, según Victoria Camps, es la que surge como reacción a un mal comportamiento objetivo, no basado en prejuicios, y resulta indispensable en la convivencia. Para que surja es importante pensar en los demás, tener en cuenta sus valoraciones, las normas y valores que compartimos con ellos. La capacidad de avergonzarse requiere empatía y autocontrol.
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