A lo largo del presente artículo se pretende analizar la fiebre que se ha extendido, principalmente entre las empresas de los países más desarrollados, por realizar acciones de plantación de árboles con el objeto de luchar contra el cambio climático, y compensar de paso su huella de carbono. Este tipo de actividades se llevan a cabo muchas veces sin ningún tipo de planificación, ni de justificación técnica ambiental, buscando un objetivo más centrado en la comunicación y el marketing verde que en el desarrollo de una actividad realmente beneficiosa para el medio ambiente.