El personal de sanidad del mundo, indispensable para detener la pandemia de coronavirus, ha pagado un alto precio adicional en su salud, seguridad y bienestar durante la emergencia sanitaria de los últimos años. Según datos actualizados de Naciones Unidas, unos 115.500 de trabajadores murieron por COVID-19 en los primeros 18 meses de la pandemia. Dos agencias de la ONU presentan una guía para mejorar las condiciones laborales de estos profesionales.