Dos de las principales características de nuestras sociedades globales son la complejidad y la interdependencia. Esta complejidad además se acentúa en el llamado mundo en desarrollo, especialmente en las poblaciones rurales y aisladas, y con mayor inseguridad o vulnerabilidad (económica, social, climática, política…) donde un modelo de servicio eléctrico sostenible necesita tomar en cuenta una multiplicidad de factores, desde una perspectiva innovadora no sólo en tecnología, sino también en productos y en procesos.