El mes pasado se hicieron públicos los premios Ig nobel, aquellos que condecoran investigaciones que primero hacen reír y más tarde pensar. En el ámbito de la economía el ganador ha sido Talent vs. Luck: The Role of Randomness in Success and Failure, un paper que da una explicación matemática de por qué el éxito depende en mayor medida de la suerte que del talento. Si asumimos que las capacidades se correlacionan con el coeficiente intelectual -que sigue una distribución normal- y entendemos como aproximación de éxito el patrimonio -siguiendo una ley potencial con un 1% acaparando el 45% de la riqueza personal mundial- es evidente que el talento no tiene un coeficiente de determinación elevado.