El compromiso incluye la ampliación del acceso a los antimaláricos pediátricos y la implementación de programas de capacitación para contribuir al objetivo de la OMS de reducir la mortalidad infantil por malaria en al menos el 90% en 2030. A pesar del enorme progreso hecho en combatirla, sigue muriendo un niño cada 2 minutos por esta enfermedad.