No se confundan. Su vida -sí la de ustedes- nunca les perteneció. Les fue dada. La poseen gracias a la madre Naturaleza. Ella goza en su haber de cuatro mil quinientos millones de años, que son veintidós mil veces más que la existencia de los individuos. Y se nos olvida que ella ha subsistido sin nosotros alimentando a especies más grandes que la nuestra y ha dejado morir a otras menores que nunca conocerán. Imagínense su dimensión.