Definir la figura de un líder es relativamente sencillo. Dótale de todas las habilidades de un superhéroe y ¡voilá!, ya lo tienes. Gestor impecable, estratega visionario, motivador nato, experto en datos, orador carismático y psicólogo experimentado. Pero la vida real nos demuestra que el verdadero líder no lleva capa.