Cada año, en todo el mundo se invierten grandes sumas de dinero en las infraestructuras que nos ayudan a desplazarnos a nosotros mismos y a los bienes necesarios para subsistir. Un informe publicado a comienzos de octubre de este año, por la consultora McKinsey propone algunas claves para responder a la pregunta: ¿Cómo puede el sector del transporte reducir sus emisiones de acuerdo con los objetivos climáticos mundiales y, al mismo tiempo, satisfacer la demanda de infraestructuras de transporte? Así, la investigación propone que, para alcanzar las metas de la Agenda 2030, es preciso desarrollar una infraestructura de transporte sostenible que cumpla con al menos cuatro criterios comunes.