"Cuando aumenta la complejidad es más difícil mantener la coherencia," dice Richard Sennet. No son buenos tiempos para la coherencia, pues la complejidad nos rodea por todas partes y el recurso a la ocurrencia, los atajos, las soluciones rápidas y con efectos especiales, suelen proliferar en exceso. No estamos siendo coherentes en temas tan complejos como el cambio climático, el desarrollo de la inteligencia artificial, el teletrabajo, la salud mental, la educación o los cambios que se están operando en nuestros hábitos como consecuencia del uso intensivo de internet y las redes sociales, por citar algunos.