El emprendimiento social lleva algunos años convirtiéndose en una conversación cada vez más frecuente en distintos ámbitos. La verdad es que, haciendo memoria, si pensamos en el ecosistema de emprendimiento social en España hace cinco años, es fácil ver que la situación ha mejorado, o al menos que la idea se ha extendido considerablemente. No es que sea un concepto que maneje todo español a diario, pero al menos ya no es una idea de cuatro locos que abrazan árboles. Y eso en sí mismo ya es una buena noticia.