La fundación lleva el nombre de Vicente Ferrer, pero el de Anna, su presidenta, está inevitablemente también ahí. Hicieron un tándem de visión y estrategia, con un propósito común: acabar con la pobreza. Es una fundación que necesita poca presentación. Por mi parte, conociéndola de cerca y después de haber visto “in situ” lo que hacen, sólo puedo recomendar ir a Anantapur y admirar lo que se ha conseguido.