Mientras los bosques tropicales acaparan titulares y protagonizan cumbres internacionales, los bosques boreales —que rodean el Polo Norte y atraviesan América del Norte, Europa y Asia— siguen siendo los grandes desconocidos del debate climático. Según un reciente informe publicado por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE), estos ecosistemas juegan un papel decisivo en la regulación del clima, el mantenimiento de la biodiversidad y el sustento de comunidades enteras.
El estudio fue presentado esta semana durante el Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques en Nueva York, donde expertos reclamaron mayor visibilidad y una estrategia común para proteger lo que consideran un “tesoro mundial”.
Los bosques boreales representan el 27% de todos los bosques del planeta y se extienden a lo largo de 1.210 millones de hectáreas, es decir, el 9,3% de la superficie terrestre mundial. Son considerados el “segundo pulmón” del mundo, justo detrás de la Amazonia.
Entre sus funciones más críticas destaca su capacidad para almacenar carbono: retienen cerca del 32% de las reservas terrestres mundiales, lo que los convierte en una herramienta natural imprescindible para mitigar el cambio climático. Además, albergan casi la mitad de los bosques primarios que quedan en el planeta, y su rica biodiversidad incluye coníferas resistentes al frío como el abeto, el alerce, la pícea o el pino, además de especies caducifolias como el abedul y el álamo.
A pesar de su importancia ecológica, el estudio advierte de una falta de atención institucional y científica. La investigación sobre los bosques boreales es fragmentaria, centrada en contextos nacionales específicos, y no existe una definición consensuada que permita su monitoreo de manera uniforme a nivel internacional.
“Es urgente desarrollar criterios e indicadores comunes que permitan evaluar los efectos del cambio climático y la gestión forestal sobre estos ecosistemas”, señala el informe, que incluye análisis nacionales de países clave como Canadá, Finlandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos.
Los bosques boreales no solo son fundamentales para el equilibrio climático y el desarrollo económico sostenible, también están en riesgo. Las principales amenazas provienen del calentamiento global: incendios cada vez más frecuentes, plagas forestales y el deshielo del permafrost están alterando su estructura y funcionamiento. Estos territorios, además, se encuentran entre las regiones menos pobladas del planeta, lo que complica su defensa política frente a la presión extractivista o la expansión urbana.
El estudio de la CEPE subraya la necesidad de incorporar a los bosques boreales en la agenda global de sostenibilidad, tanto en lo que respecta a la conservación de la biodiversidad como en las políticas de adaptación y mitigación climática. Para ello, proponen una hoja de ruta con herramientas de seguimiento y evaluación que permitan una gestión más eficaz a largo plazo.
Ignorar la importancia de los bosques boreales es perder una de las principales armas naturales frente a la emergencia climática. Su protección no solo es una cuestión ambiental: es una cuestión de supervivencia global.