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The Gravity Wave nació en 2020, en plena pandemia, pero no ha sido un impedimento para que Amaia Rodríguez, CEO y confundadora, y su hermano Julen, que son de Tajonar, un pueblo muy cercano a Pamplona, hayan convertido a esta empresa social en un referente del impacto en España con 18 empleados en Calpe.
Amaia Rodríguez: “The Gravity Wave nace de una preocupación personal, limpiar los mares y océanos de plástico”

Todo comenzó cuando Amaia comprobó que playas paradisiacas del sudeste asiático de Filipinas, Singapur o Indonesia estaban inundadas de plásticos, mientras estudiaba tres años en China. De esa sensibilización surgió The Gravity Wave para conseguir mares y océanos libres de plásticos. Y también porque su hermano (los dos salen en la foto de la entrevista) se cruzó con un emprendedor griego, Lefteris Arapakis, que había montado una acción de pesca sostenible para que los pescadores griegos además de peces llevaran plástico para reciclar a los puertos. Recientemente, los hermanos Gasol han invertido 500.000 euros en esta empresa social.

Esta entrevista forma parte de la serie #ConversacionesdeImpacto en la que han participado Gonzalo Fanjul, Pablo Sánchez, Arancha Martínez, Gloria Gubianas y María Guerrero.

Pablo Martín Sánchez: ¿Quién es Amaia Rodríguez?

Amaia Rodríguez: Soy una emprendedora social, cofundadora y CEO de The Gravity Wave. Me considero una entusiasta porque dedico mi vida a limpiar plástico del mar y a transformar ese plástico en productos de valor.

PM: ¿Cómo surge The Gravity Wave en 2020, en plena pandemia?

AR: Nace de una preocupación personal. Tuve la oportunidad de vivir en China durante tres años mientras estudié en la Universidad de Zhejiang University of Finance & Economics. En ese tiempo ya aproveché que estaba allí para viajar por todos los países vecinos del sudeste asiático. Buscaba conocer zonas aisladas, fuera del foco del turista occidental o playas idílicas a las que costaba llegar. Y para mí fue un shock porque no me esperaba que esas zonas paradisiacas fueran a estar llenas de plástico por las corrientes marinas. Algo que nunca había visto y que era normal allí. Para mí supuso un trauma personal y me pregunté qué está pasando en el planeta para que llegue ese plástico a las playas y quién está poniendo solución para que esto no siga ocurriendo.

Cuando regresé a España compartí mi experiencia con mis familiares y amigos. Coincidió que mi hermano pequeño Julen estaba estudiando un master en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) en la Universidad de Mondragón, en el que la formación es emprendimiento puro. En ese momento él había comenzado un proyecto donde importaba productos de plástico de China y los vendían en España y él me pedía consejo al haber vivido yo allí para ver cómo podía vender más. En ese momento fue cuando me llegó la inspiración y le dije que tenía la oportunidad de hacer bien las cosas, de impulsar un proyecto que en vez de contaminar tuviera un impacto positivo.  Nos llevó unos meses porque su actividad tenía un impacto negativo en el planeta y él no pensaba en el impacto que genera el plástico en nuestras vidas.

Un día, tomando unas cañas en Madrid, Julen conoció a un emprendedor griego, Lefteris Arapakis, que había montado una escuela de pesca sostenible en Grecia porque los pescadores le decían que en sus redes, además de peces, capturaban todo tipo de residuos plásticos y que los volvían a echar al mar. Me llamó y me dijo, Amaia he conocido a un emprendedor griego y creo que tú y yo podemos montar algo juntos parecido. Tú tienes tanta pasión por este tema y siempre me has dicho que hay que hacer algo para frenar la contaminación de plásticos en los mares y océanos…

Los dos dejamos nuestros trabajos y nos lanzamos a la piscina para montar The Gravity Wave con el objetivo de limpiar la máxima cantidad de plástico y de residuos de nuestros océanos y transformarlos en productos de valor añadido sin saber qué íbamos a transformar en ese momento. No teníamos ni un euro en la cuenta, pero nos lanzamos a la aventura.

PM: Y tú, ¿en qué trabajabas?

AR:Yo estaba trabajando en una empresa de alimentación de Pamplona en Marketing y Ventas. Llevaba un año y medio y quería cambiar cómo generar menos residuos, pero costaba mucho y no era feliz. Entonces, cuando Julen me habló de este emprendedor, griego fue el momento de decir, vale, ahora tengo delante de mí la oportunidad de mi vida y de mis sueños de dedicarme a lo que quiero hacer, limpiar de plástico los océanos y mares y tener sobre todo un impacto positivo. Y decidí, decidimos, pasar a la acción y empezar a cambiar el mundo -como decimos Julen y yo- con la intención de escalar la solución a todo el planeta.

PM: Es curioso porque ahora que tanto se habla de propósito, vuestra empresa nace de la convicción de un propósito… limpiar los mares de plástico.

AR:Cuando tienes un propósito tan fuerte, te va guiando a tomar todas las decisiones, sean mejores o peores, pero no te distrae de tu objetivo y al final es lo que ha hecho que The Gravity Wave sea lo que es hoy en día. Seguramente, si hubiésemos tomado decisiones que en el corto plazo nos hubieran supuesto una mayor rentabilidad económica o ingresos rápidos no seríamos la empresa social que somos hoy. Nuestra brújula siempre ha sido cómo maximizar nuestro impacto.

PM: ¿Cómo convencisteis a los pescadores para que os facilitaran los plásticos que recogían mientras pescaban? ¿Qué se llevan ellos?

AR: Pues comenzamos con 10 pescadores del puerto de Calpe (Alicante), donde está la sede de The Gravity Wave, tomando el programa piloto del emprendedor griego. Los plásticos que entraban en sus redes en vez de devolverlos al mar, los llevaban a puerto. En contraprestación se les pagaba un ingreso extra por cada kilo de plástico que entraba en sus redes de manera accidental y veían que tenía un valor. Después fuimos expandiendo el modelo al resto de puertos de España y ahora tenemos presencia en Grecia, Italia y Egipto. En estos cuatro países trabajamos con más de 7.000 pescadores tradicionales en el Mediterráneo, Cantábrico y Atlántico. En España estamos presentes en 76 puertos pesqueros -existen unos 150-. En total, hemos revalorizado 79.000 kilos de plástico.

Es verdad que los pescadores tienen muchos retos y al principio cuesta que se involucren, pero está siendo un efecto dominó. El primer puerto que se unió fueron los primeros locos. Lo importante es que se conviertan en protagonistas. Se les ha dado voz y han dejado de ser parte del problema para ser parte de la solución.

PM: ¿Qué hacéis con el plástico que recogéis?

AR: Hemos construido un modelo de empresa social en el que por una parte las empresas confían en nosotros para limpiar el plástico del mar en su nombre y, por otra, ponemos a su disposición productos de plástico reciclado. Queremos ponérselo muy fácil a las empresas y organizaciones para que puedan tener un impacto directo y medible. Desde que el plástico llega al puerto, lo trazamos con tecnología blockchain, gracias la herramienta Keep Sea Blue, respaldada por Oracle. Así se garantiza la total trazabilidad del plástico y con transparencia en toda nuestra cadena de valor tanto en la fase de recogida, como en la de reciclaje y transformación.

Entre las colaboraciones, por citar algunas, con ISDIN en una de sus colecciones de cremas solares compensamos la huella de plásticos de sus envases. Con Mini, por cada coche que se vende se limpia un kilo de plástico del mar a nombre de sus clientes. O con el Betis, hemos hecho un piloto para fabricar 30 asientos del estadio Benito Villamarín con redes de pesca.

PM: En febrero los hermanos Gasol han invertido en vosotros con 500.000 euros, ¿qué ha supuesto para vosotros?

AR: Las rondas siempre son intensas y es un tiempo en el que se consume mucha energía y desgaste, pero que Pau y Marc se hayan unido a The Gravity Wave como socios inversores es algo que no podíamos imaginar cuando comenzamos. Es un suelo cumplido. Las rondas son periodos complicados, te expones a que los inversores te rechacen porque no les encaja tu proyecto, lo que por otra parte es normal. En estos años hemos trabajado para hacer de The Gravity Wave un proyecto atractivo y mucha gente se ha ido conectando emocionalmente, aunque hay que ganarse a los inversores con números. Eso sí, siempre hemos tenido muy claro que como empresa social teníamos que ser rentables económicamente para sobrevivir muchos años y que nuestro impacto no pueda parar por falta de liquidez.

PM: ¿Cuántas rondas habéis tenido?

AR: Hemos tenido tres rondas. La primera de ‘family, friends and fools’, muy pequeñita para comenzar el proyecto. Después, en 2022 entró Pablo Fernández (emprendedor y fundador de Clicars) con otros inversores con 240.000 euros para ayudarnos a crecer e impulsar nuestra I+D. Y ahora la de los hermanos Gasol.

PM: ¿Cómo te gustaría que fuera The Gravity Wave dentro de 10 años?

AR: Un referente mundial en impacto de cómo hacer una empresa social rentable y escalable a todo el mundo. Y, sobre todo, que las cifras de impacto fueran increíbles. Que pudiéramos tener tanto impacto que se pueda reducir a gran escala el consumo de plástico y que se pueda transformar en productos de valor. Que la basura no tenga que ser basura. Me gustaría animar a otros emprendedores para que no solo creen empresas para ganar dinero, sino que se pregunten cómo puedo ganar más dinero para invertirlo en impacto. En 10 años me gustaría decir que he cumplido con mi misión de emprendedora, hacer una empresa social rentable y con el mayor impacto posible.

PM: Si una persona está pensando en emprender con impacto, ¿qué le recomendarías?

AR: Que tenga muy claro el propósito, que no se deje llevar por otras personas que le desvíen de su propósito inicial y, sobre todo, que vea cómo puede aportar valor su solución o iniciativa, porque si solo piensa en el dinero no podrá impulsar una empresa de impacto, lo que no impide que busque como monetizar el proyecto. De lo contrario, se pueden convertir en una ONG. El emprendedor de impacto tiene que tener una doble mentalidad, querer dejar huella e impulsar una teoría del cambio que sea escalable y con gran impacto. 

PM: ¿Qué te ha aportado estudiar en la universidad china de Zhejiang University of Finance & Economics?

AR: Me abrió la mente, he aprendido más de haber vivido en China que de haber estudiado allí. Conocer otras culturas y viajar te hace replantear que tu realidad no es la única. Quizá ese sea mi mayor aprendizaje. Además, en China aprendí que cualquier cosa es posible. Montaban una empresa en una semana. Fueron años muy enriquecedores que me hizo replantearme que había otra manera de hacer las cosas. Además, a nivel personal me tuve que buscar yo la vida y resolver los problemas que me pudiera encontrar porque nadie me los iba a solucionar. 

PM: ¿A quién admiras?

AR: A muchas personas cercanas. Sobre todo, a mi hermano Julen y a mis padres. También al equipo de The Gravity Wave y a Pablo Fernández, una persona que tenemos muy cerca y que es un referente para nosotros. También a Alberto Cabanes, CEO y fundador de Adopta un Abuelo. Una de las personas más resilientes que he conocido en mi vida.

PM: ¿Quién son tus referentes en liderazgo?

AR: Yaiza Canosa, CEO de GOI. Me parece un referente en emprendimiento en España que tiene una visión muy clara y ha hecho que un equipo muy senior se comprometa con ella al 100%. A Pablo Fernández, un superlíder y un referente no solo en lo profesional sino a nivel personal. Me gusta también mucho Kevin Gaskell, que ha escrito muchos libros sobre liderazgo y que te enseña a cómo comunicar con los equipos.

PM: Ser feliz es…

AR: Levantarte todos los días y sentirme afortunada, tener pequeños momentos de felicidad. Bueno, por lo menos casi todos los días (risas).

PM ¿Qué te gustaría hacer este año?

AR: Vivir un mes en otro país distinto y lejano, llegar a la rentabilidad de Gravity Wave y conseguir que Rafa Nadal se convierta en inversor de la empresa.

PM: Un libro…

AR: ‘Aquí no hay reglas: Netflix y la cultura de la reinvención’ que escribió el año pasado el fundador de Netflix, Reed Hastings. Me sorprendió que la compañía haya crecido tanto con esa visión de no tener reglas y de convertir a todo el equipo, miles de personas, en creativos. Me parece un reto impresionante.

PM: Y una película…

AR:  Cinema Paradiso porque me hizo reír y llorar. Es una de las grandes películas de la historia.

PM: ¿Quieres añadir algo más?

AR: Siempre que puedo me gusta terminar con un mensaje que transmitimos al equipo. Bono tiene la canción ‘We are the people’. Somos las personas que estábamos esperando y que nos inspira porque si uno ve un desafío que le entusiasme que no espere que otra persona lo haga por él, porque nadie más va a cumplir su sueño. No nos podemos resignar o quejarnos por algo que no está bien en nuestra vida diaria. Vamos a intentar solucionarlo.

 

 

 

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