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Gonzalo Fanjul fundó en 2013 la Fundación porCausa junto a otras personas vinculadas con el activismo y el periodismo. Una organización que tiene como objetivo promover el periodismo de datos y de investigación sobre asuntos relacionados con el desarrollo social, la desigualdad, la exclusión, la sostenibilidad, y la pobreza, dentro y fuera de España. Aunque afirma que el periodismo de investigación “tiene menos épica y glamur de lo que parece”.

Asegura que siempre ha estado involucrado en poner en marcha algún proyecto o apoyar alguna iniciativa desde el prisma del interés público. Para él, emprender es “un ejercicio de prueba y error, de experimentación de aunar voluntades y de cuestionar permanentemente lo que está encima de la mesa y hacerlo con gente que esté dispuesta a transformar la sociedad”.

En 2018 fue nombrado Ashoka Fellow para seguir contribuyendo a impulsar el impacto social. También es director de Análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y es coordinador del blog de El País 3.500 Millones. Con Gonzalo Fanjul, Diario Responsable estrena la sección #ConversacionesdeImpacto con Pablo Martín, cofundador de Comboca Comunicación.

Pablo Martín: Investigación, periodismo y migraciones es lema de porCausa. Toda una declaración de intenciones. ¿Qué te llevó a fundar porCausa?

Gonzalo Fanjul: Al principio las dos primeras palabras de ese trío: investigación y periodismo. Un grupo de personas vinculados tanto a la investigación social, al activismo y al periodismo llegamos por diferentes vías al mismo punto hace 10 años cuando nuestro debate público necesitaba una información de mucha mejor calidad en un momento, en el que, al menos los grandes medios de comunicación iban diluyendo el trabajo de contexto y análisis, que normalmente se hacía a través de corresponsalías o de periodistas especializados porque el modelo de negocio de los medios se había transformado. Entonces, concebimos una organización que hiciese esencialmente investigación con periodismo, que aportase profundidad, contexto y llegase hasta donde no podían llegar los medios, específicamente en los temas de pobreza y desigualdad.

Y después vino la especialización en migraciones que fue el tema que nos dimos cuenta que podía merecer la existencia de una organización entera. Además, añadimos un elemento que es clave: la narrativa. No nos dimos cuenta de que además de buena información, de conocimiento de los investigadores o del oficio del periodismo, necesitábamos capacidades narrativas eficaces para que esa conversación pública se viese permeada por nuestros mensajes.

PM: Esa especialización en migraciones, ¿qué barreras os han hecho superar?

GF: Las migraciones son un tema que tiene importancia por sí misma, pero además es una especie de epítome de nuestro tiempo. Cuando uno habla de migraciones, primero se enfrenta a una conversación pública muy complicada, desinformada y mentirosa, pero casi siempre caricaturizada porque ya sea quien está en contra de los migrantes o quien dice estar a favor de los migrantes, reducen las migraciones a una amenaza o a un problema. Los migrantes son aquellos que deben ser evitados, que deben de ser rescatados y nosotros tenemos una opinión diferente. Las migraciones a veces son un problema humanitario, pero en términos generales constituyen no sólo un fenómeno natural y atávico que define nuestra sociedad, especialmente las sociedades contemporáneas, sino que además es un fenómeno esencialmente beneficioso para todas las partes, sobre todo cuando se hace de manera ordenada.

Cuando hablamos de migraciones no sólo queremos influir en la conversación, sino que queremos crear conversaciones nuevas y eso es muy complicado. Además, las migraciones son una puerta de entrada a un debate mucho más amplio sobre el modelo de sociedad que queremos ser. Eso está en el en el corazón de la guerra cultural, en el corazón de dos modelos de democracia, una democracia más liberal y otra democracia más iliberal. Esta segunda es la puerta de entrada para los movimientos nacionalpopulistas que empiezan hablando de migraciones y explotando los miedos de la población y después colocan toda una agenda que es mucho más peligrosa, que va mucho más allá de eso. Por ejemplo, una agenda anticlimática o que niega la violencia de género. Cuando uno trabaja en migraciones tiene una responsabilidad que va mucho más allá del tema migratorio en sí. Por eso nuestra apuesta narrativa es tan ambiciosa.

PM:Eres Ashoka Fellow 2018, es decir, un emprendedor social que forma parte del movimiento de Ashoka para impulsar el impacto social. ¿Cuál fue tu reacción al comunicarte que pasabas a ser Ashoka Fellow? ¿Qué te aporta y qué aportas?

GF: Bueno, la reacción fue de sorpresa porque son ellos los que te seleccionan para ser Ashoka Fellow y me siento muy honrado y privilegiado de formar parte de la red. Al mismo tiempo soy consciente de que yo no estoy por mí trayectoria, sino que estoy representando al proyecto de porCausa porque Ashoka ya no basa su acción en el héroe individual, sino que cada vez más habla de organizaciones y de movimientos transformadores. Incluso hay veces que pienso que no es que porCausa forme parte de Ashoka, sino que formamos parte de un movimiento de organizaciones y de personas que están tratando de transformar el panorama migratorio y narrativo en la actualidad. Esa es la aportación que nosotros hacemos a Ashoka, que no tiene tanta gente trabajando en migraciones en España y espero que podamos contribuir a hacer de Ashoka una organización más influyente en la sociedad.

Lo que Ashoka nos da a nosotros es mucho más de lo que nosotros les podemos dar, nos permite generar comunidad, nos ofrece oportunidades de influencia y de financiación y, sobre todo, nos permite formar parte de un movimiento global y nos proporciona un altavoz ante una comunidad muy influyente.

PM:¿Qué hacemos como planeta con los 100 millones de desplazados que tenemos, según ACNUR, y más ahora con la guerra de Ucrania?

GF: ACNUR habla de desplazados forzosos, y una parte importante de estos, más de 50 millones son desplazados forzosos internos que huyen para salvar su vida. Estos números han crecido de manera exponencial durante los últimos 20 años y constituyen un desafío actual que no hará más que intensificarse por el impacto climático. Pero si hablamos de migraciones en un término amplio, representan a casi 300 millones de personas, trabajadores que se desplazan con sus familias buscando oportunidades de ingresos y de mejorar su vida. Cuando uno mira el panorama amplio de las migraciones no podemos hablar del “problema” de las migraciones sino del problema que vamos a tener si no tenemos migrantes en el futuro, que constituyen una fuerza fundamental de progreso económica y social para los países en los que se establecen, los de origen y para ellos mismos.

Como explicaba antes, las migraciones constituyen un mecanismo natural y atávico de progreso y uno de los mecanismos más rápidos y eficaces para salir de la pobreza. Supone unas de las palancas fundamentales en las políticas de desarrollo. Ahora las migraciones son una respuesta natural a un proceso de envejecimiento y de agotamiento de las demografías del ‘Norte Global’, la UE, Gran Bretaña, Estados Unidos o Australia. Las migraciones suplen las necesidades que tienen los países. Ahora nos enfrentamos a un doble desafío: facilitar esas migraciones económicas de la manera más inteligente y segura posible y para eso necesitamos mecanismos que permitan la migración segura, ordenada y predecible. Y, en segundo lugar, necesitamos garantizar los derechos de protección existentes para aquellos que se tengan que desplazar de manera forzosa como los refugiados que vienen de una guerra como la de Ucrania o Siria, pero también necesitamos reconsiderar nuestro modelo de protección para incorporar a desplazados forzosos que no están dentro de las categorías formales de protección como los refugiados climáticos. Vamos a tener que abordar un doble proceso de innovación de políticas para incorporar a los trabajadores y para proteger a los nuevos desplazados.

PM:También eres director de Análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), toda una institución en la investigación científica y los análisis. ¿Cómo afecta la desigualdad a la salud?

GF: Es una organización muy diferente a porCausa, pero que se parecen mucho en la voluntad de vincular conocimiento científico con la capacidad de transformación. Esa voluntad es parte de la misión fundacional y forma parte de los modelo más vanguardistas, interesantes e influyentes de traslación y generación de conocimiento que ha demostrado su importancia durante la pandemia. Durante estos dos años, las AAPP y el sector empresarial y privado han tenido que tomar decisiones sobre la base no solo del conocimiento científico existente, sino del conocimiento que se iba generando. Como ejemplo, generar una vacuna para el COVID-19 en un año cuando otras tardan más de una década. Por eso organizaciones como ISGlobal juegan un papel fundamental no solo genera conocimiento, sino que se comprometen en la elaboración de esas políticas.

Los próximos años vamos van a ser claves para establecer una manera diferente de generar conversaciones públicas para evitar la polarización, apuntalar procesos constructivos en los que seamos capaces de discernir lo que es cierto de lo que es falso, de lo superfluo de lo que es relevante y el exceso de información y de la dificultad para discernir la información de calidad de la que no lo es.

PM¿Cómo ha sido tu aventura en el mundo del emprendimiento?

GF: porCausa es la razón por la que soy parte de Ashoka, pero no puedo recordar un momento de mi vida en el que no haya estado involucrado en poner en marcha algún proyecto o apoyando alguna iniciativa, siempre desde el prisma del interés público. La batalla de las migraciones es una batalla que solo podemos aspirar de ir de derrota en derrota hasta la victoria final. Nuestra aspiración es ofrecer ideas mejores o apuntalar las que ya existen para afrontar los desafíos de nuestra sociedad.

El emprendimiento es un ejercicio de prueba y error, de experimentación de aunar voluntades y de cuestionar permanentemente lo que está encima de la mesa y hacerlo con gente que esté dispuesta a transformar la sociedad. Además, es fundamental no arruinarse, no creo que los emprendedores tengan que ser mártires, sino que tienen que poder vivir de lo que uno hace sin lucrarse con la aspiración de cambiar la sociedad en la que vivimos. En ese sentido, he sido un privilegiado porque siempre he estado rodeado de gente que quería transformar la sociedad. La razón por la que he vivido la pandemia con un estado anímico diferente es porque durante la pandemia he estado trabajando codo con codo con gente que estaba buscando soluciones científicas, soluciones sociales o narrativas, pero siempre con personas que querían construir, que quería cambiar.

PM: Vamos con preguntas más personales. ¿A quién admiras?

GF: Más que admirar, me inspiran los líderes de movimientos sociales históricos. Me interesa mucho las transformaciones sociales intergeneracionales como el movimiento antiesclavista, sufragista o el antiapartheid. Movimientos que están formados por personas que son capaces de entender que su lucha va más allá de su propia generación o existencia. Leo a autores y a pensadores que tienen una lógica similar como el economista John Kenneth Galbraith, economista del siglo XX que tiene una visión humana, empática y transformadora de la economía. Autores de la ilustración como Antoine de Condorcet o el mismo Adam Smith, que son algunos de los autores que conciben los estados de bienestar modernos. Pero mi admiración más cotidiana se traslada a la gente con la que comparto mi día a día como con el equipo de porCausa, que es deslumbrante y del que aprendo todos los días, como la gente del ISGlobal. Quiero ser como ellos en la medida en que me inspiran y me enseñan en el trabajo diario y a ser mejor persona.

PM: ¿Qué es ser feliz para ti?

GF: Te diría que hacer lo que hago. Me considero una persona muy feliz y se debe en parte a que no me acuesto pensando en qué va a pasar al día siguiente. La felicidad se deriva de la seguridad y la seguridad es vivir en un país democrático, de vivir con una mínima seguridad económica. Claro está que la felicidad no es solo eso, pero pasa por esos aspectos. Soy un privilegiado, tengo mucha suerte.

PM: ¿Qué te gustaría hacer en este año?

GF:Terminar un libro que tengo medio escrito desde hace dos años y que no acabo de rematar por falta de tiempo y ese es mi propósito

PM: Un libro y una película…

GF: Un libro, hablando de movimiento históricos, recomiendo a todo el mundo ‘El fantasma del rey Leopoldo’, de Adam Hochschild acerca de la explotación del Congo, que habla del movimiento internacional que desenmascaró primero y puso fin al negocio criminal de explotación del rey Leopoldo II de Bélgica. En cuanto a la película, una italiana: ‘La mejor juventud’, una historia de un grupo de amigos italianos entre los 60 y los 90 y que habla del compromiso personal, de la amistad y de la capacidad del individuo para transformar su entorno.

PM: Me he fijado que tienes en tu despacho el poster de la película de ‘Todos los hombres del presidente’…

GF: ¡Sí! Es buenísima. Teníamos el cartel en otra oficina de porCausa y es una película sobre periodismo de investigación que explica muy bien la épica del periodismo de investigación cuando consigues sacar los temas adelante. Nosotros tuvimos nuestro pequeño momento cuando publicamos una serie de piezas sobre corrupción en Melilla que fueron determinantes para que cayera el anterior gobierno del PP en Melilla, pero los trabajos de periodismo de investigación tienen poca épica y poco glamur.

 

PD: Las fotos las hizo en abril Muhammed Subat, de la revista Baynana. De ahí los jerséis que no habríamos podido soportar en junio.

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Opinión#ConversacionesdeImpacto

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